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 Noah estaba raro. 

No raro en el mal sentido, y gracias a dios no raro en el sentido de su rehabilitación, si no raro en algunas cuestiones. Sentía que su actitud hacia a mi había cambiado. Me miraba de otra forma y se comportaba de distinto modo.

Me daba pequeñas miradas,  sentía como él y Spencer susurraban a mis espaldas, y ya no se veía tímido ante mi presencia si no todo lo contrario, hasta a veces me hacia comentarios que podría categorizarse como coqueteo . 

Pero tal vez solo lo estaba imaginando. 

Tal vez era yo la que lo miraba demasiado y él solo correspondía mis miradas, tal vez solo susurraba con Spencer como un acto de hermandad y se decían cosas que solo le incumbían a ellos, tal vez su comportamiento era el mismo y yo solo imaginaba esos comportamiento.

 Pero no, sentía que algo había cambiado. 

Algunos veces  me autoconvencía que solo era imaginación mía pero luego ocurrían cosas como la que paso un día en donde Noah y Spencer se encontraban charlando con bastante ímpetu y cuando me vieron Noah le dio una pequeña patada a su hermana y esta me vio con una sonrisa burlona para luego levantarse de donde estaba sentada dejándome sola con Noah. 

-¿Qué pasa?- me anime a preguntar ese día. Él negó con la cabeza y de nuevo ahí estaba, esa sonrisa -¿me están ocultando algo?. 

-No ¿porque? -No me iba a contar nada, era peor que un monje haciendo voto de silencio, así que no le insistí pero sabia que algo están tramando esos dos- ¿quieres salir?. 

-¿Donde?- se encogió de brazos. Sonreí - bien. 

Se recostó en el silla complacido ¿Qué le pasaba a Noah?.  

Ese día Briana había avisado que no podría ir a la casa, por lo cual Noah tuvo que ir a su consultorio que estaba en un edificio nuevo y elegante en el centro de la cuidad. Al parecer no fue la primera vez que Noah iba allí ya que fue el encargado de guiarnos por el edificio hasta el piso correspondiente. Tuvimos que esperar en el pasillo sentados luego de registrarnos con su secretaria hasta que nos atienda. Cuando  fue el turno de Noah entro solo y por fortuna me quede con Spencer charlando hasta que salió y fuimos a dar un paseo por la cuidad.

Spencer había estado  en un prestigioso  colegio en Inglaterra  estudiando desde que cumplió 11 años, y por motivos de su padre, que no quería que estuviera cerca de Noah, no había visitado a su familia en 2 años. Según Noah era porque su padre quería mantener alejada a su hija lo más posible de él por temor a que siguiera sus pasos, como si Noah le pudiese pegar una enfermedad o algo así. Al parecer Rebeka logró convencer a su marido para dejarla venir en las vacaciones por la mejoría de Noah, obviamente antes de su mejoría. Recuerdo que antes Noah estaba triste por no verla y la extrañaba, creo que la llegada de Spencer también ayudo en cierto aspecto, su humor cambio y se lo veía mas sonriente...incluso feliz, se veía feliz al pasar tiempo con su hermana. 

El recorrido por la cuidad fue lindo, Spencer miraba las nuevas construcciones e incluso se sorprendía cuando vía algo que no se acordaba " ¿eso siempre estuvo ahí?". Noah también lo disfrutaba aunque no lo demuestre tanto como su hermana, nuestras salias habían cesado hace meses por su rehabilitación, y estaba segura que se encontraba pleno paseando por la cuidad como solía hacerlo antes con Spencer. Comimos en uno de los carritos de la calle que vendían comida mientras seguíamos nuestro recorrido. Incluso cuando Rebeka me hablo le envió una foto de sus hijos apoyados en una baranda en él muelle mirando él río.

Cuando decidimos volver ya estaba anocheciendo y él frío comenzaba a caer.

-¿Que te dijo Bri Bri? -preguntó Spencer desde el asiento trasero del auto.

NoahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora