19

45 9 0
                                    


-Vaya. Que sorpresa -La voz de Spencer es lo primero que me recibe cuando piso la casa al día siguiente - Volviste.

-Le hice una promesa a su madre. Ayudare a Noah.

Lo había pensando demasiado, todo el día de anterior mientras me la pasaba con Noah y cuando llegue a casa, incluso a altas horas de la madrugada mi cabeza aún seguía dando vuelta. Hice una lista mental en los pros y contra. Ganó los contras pero me desperté con la idea fija de volver. No lo podía abandonar así, no luego de haber tenido la conversación de ayer.

Él abrió su corazón, me expresó sus miedos, no sabía que hacer y estaba asustado de sí mismo. Lo iba a ayudar, iba a volver a ser el Noah que era antes.

Spencer me miro de arriba a bajo hasta que siguió el camino para la cocina - Que agallas. Espero que estés preparada.

-¡Lo estoy! - pero ya se había ido, de todas formas creo que me escucho.

Avance dejando mis cosas en el lugar de siempre. Vi afuera a Noah con su madre desayunando, Spencer se acercaba a ellos dejando cereal que su hermano tomó.

Suspiré y me fingí a ellos sonriendo.

Noah pensaba que no volvería luego de ayer, y se le notaba bastante desanimado aunque sabia que tenía que guardar apariencia frente a su madre. No podía mostrarse como verdaderamente se sentía porque comenzaría a sospechar.

-Buenos días- salude.

La mirada de Noah se dirigió a mi al instante. Sus ojos comenzaron a brillar pero a diferencia del día anterior no era por tristeza, estaba feliz. Abrió su boca para decir algo pero cerró rápidamente.

-Emma ¿como estas? Ven a desayunar con nosotros- Rebeka tan amable como siempre me ofreció una silla vacía.

-Gracias - acepte sentándome.

Noah estaba frente a mi y no dejaba de mirarme. Sppencer puso los ojos en blanco y vi como le dio una pequeña bajo de la meza. Noah reacciono y dejo de mirarme así.

-Estábamos hablando con Noah que tenemos una cena importante el sábado pero no quería ir. Tal vez puedas conocerlo Emma -me dice Rebeka.

- Cambie de opinión si voy - dice de golpe. Su madre se nota sorprendida pero luego sonríe.

-¿Lo ves? - mira a Spencer - de eso hablo. Solo la ve y cambia. Esta chica es un ángel.

Sentí que mi cara se volvió un tomate.

Spencer asintió con la cabeza -Totalmente - aunque ese comentario tuvo un tono sarcástico no le preste atención.

Mire a Noah y este me miraba sonriendo. Estaba feliz. Sus ojos brillaban.

Sentí como mi cara se volvía roja. Sus ojos grises me producían algo en él estómago que no podía descifrar.

Rebeka hizo que el desayuno sea agradable, hablaba sin parar y siempre con una sonrisa en el rostro. Contó como le iba en su trabajo y se notaba lo feliz que era volviendo a hacerlo, me pareció un gran gesto de Noah tratar de ocultar sus miedos y recaídas con tal de ver feliz a su madre, se que en el fondo se sentía culpable de hacer que ella resigne muchas cosas durante un tiempo.

Luego de un tiempo Rebeka se fue, beso la cabeza de cada uno, incluido la mía en un gesto maternal. Spencer estuvo un rato con nosotros hasta que se fue con Betti a ayudarle a lavar las cosas y creo que intentar cocinar, dijeron algo de "voy por el quinto intento".

NoahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora