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Aprendimos cosas el uno del otro.

No estoy segura que aprendió él de mi. Creo que se dio cuenta que odiaba las alturas, las películas de terror, cualquier insecto o animal que pareciera amenazante. Que me gustaba los tes, hablar, el aire libre, los niños, y los libros.

Noah era más...complicado, por así decirlo. No era fácil lidiar con él si no lo conocías, había forjado una barrera a su alrededor; le costaba demostrar sus sentimientos, aún dudaba si abrazar o no a su madre o decir alguna palabras lindas hacia Betti. Podía ser cruel en sus momentos malos, y frio cuando la situación se le iba de las manos. Tendía alejarse de todos, creía que no era merecedor de ningún afecto y sé, que muy fondo de su corazón lo único que quería era alejarse de todos, sin importar nada, irse en una cabaña o casa en el medio del bosque y perderse por sentía el peso sobre sus hombros. No decepcionar a su madre, a Betti, Spencer, enorgullecer a su padre, no volver a los hospitales. Tener una vida.

Pero en los días buenos, Noah era un compañero ideal para cualquier cosa: ver una película, caminar, o simplemente sentarnos en silencio en el sillón. Lo veía todos los días esforzándose, luchando y tratando de ser mejor. Para él cualquier plan estaba bien, me hacía sentir cómoda en todo momento, incluso a veces deseaba que no se esfuerce tanto para complacerme, si no que simplemente sea él, por que lo hacía perfecto solo con ser él.

Le gustaba dibujar, ver el cielo, contarme historias, hacerme compañía mientras yo leía,le gustaba que acaricie a su cabello, su cara, apoyarse en mi regazo y pecho para solo relajarse y cerrar los ojos. Siempre buscaba alguna excusa para tocarme y su sonrisa, su sonrisa era la más hermosa que había visto.
Los silencios, le gustaba que yo hable, era muy bueno escuchando, podría recordar cualquier cosa que dijera aunque fueran absurdas, como aquella vez que estaba viendo un local de ropa online y le dije que no sabia si comprar unas zapatillas o botas y me recordó que anteriormente ya había comprado unas zapatillas iguales y que me llegaría esa semana por lo tanto me convenía la bota, lo cierto es que yo le había contado de esa transacción hacia semanas y el hecho de que se acuerde de eso y del modelo de la zapatilla hizo que se produjera bello sentimiento en mi interior; cuando alguien te presta atención es un gesto lindo.

Comenzó a experimentar cosas que hace mucho no lo hacía como estar en un lugar con mucha gente sin sentir ansiedad o no desesperarse cuando caminábamos por la calle y olía un cigarrillo. Me gusto que vuelva a vivir junto a mi, ayudarlo a reinsertarse en la sociedad tomado de mi mano. Nos sentíamos tan cómodos uno con el otro, a veces ni siquiera hacia falta hablar, solo con permanecer en silencio cada cual en lo suyo, pero juntos en una misma habitación, nos bastaba.

-Es aburrido.

-Ni si quiera lo leíste.

-¿Y?, con tan solo verlo puedo ver que es aburrido. ¿Por qué quieres leer sobre la batalla de Adrianópolis?, no retiro lo dicho, ¿por que alguien escribiría sobre la batalla de Adrianópolis?.

-Es historia.

-¿Y que? ¿no te enseñaron eso en el colegio?.

-No.

-A mi tampoco por que es aburrido, ni si quiera es importante, no estamos en Roma.

-A me gustaría ir.

-Te llevo- rei ante su comentario. Noah fingió estar dolido- oye, solo espera a que vuelva a tener dinero, y te llevaré donde quieras ir. ¿Francia? ¿España? Maldivas es hermoso.

-¿Noah Taylor? - la secretaria de Briana interrumpió nuestra charla.

-Te llaman casanova- me reí de el y las tonterías que decía- haz lo que tengas que hacer y luego me sigues contando tu agencia de tour- puso los ojos en blanco y se levantó caminando hacia el la oficina de Briana- ¡y trata de ser colaborativo!- levanto su pulgar pero estaba segura que no lo haría.

NoahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora