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Ese fin de semana fue uno de los peores que pasé en toda mi vida.

No podía ver a Noah hasta el lunes que viene cuando vuelva a trabajar. Estuve atenta al teléfono por si sonaba con alguna novedad suya, incluso el sábado a la mañana cuando Derek salió a comprar comida pensé en escaparme e irme a la casa para comprobar como estaba todo. Me sentía culpable por haber dejado a Spencer sola ¿y si no podía? ¿y si paso algo grave?. Noah estaba drogado podía hacer cualquier cosa.

Debí quedarme.
Debí estar más presente en su día a día..
No debi confiar en él.

Esa noche, luego de llegar a casa, no pude dormir. No importo que tan cansada me sentí después de recorrer toda la ciudad o el manojo de sentimientos que me explotaba en el cuerpo, no tuve paz ni en mi cama.

Intente disimular con Derek como si no pasara nada. Cosa que solo hizo que los días pasarán más difíciles. Poner esa sonrisa de no pasa nada, reírme de cosas que no me hacían gracia, fingir que si lo escuchaba aunque mi mente estaba a kilómetros de distancias en una casa grande y bella.

Creía que sentía a colapsar si sentía un peso más en los hombros.

El sábado, cuando pase 2 días en total incertidumbre me obligue a tranquilizarme, si no me llamaban era algo bueno ¿verdad?. Las personas solían llamar cuando sucedía una desgracia. De todas formas, aunque no seguía tan tensa mi cabeza continuaba con esa casa, en la habitación del segundo piso que siempre estaba desordenado y fría, con vista a los árboles. Quería estar con él.

Quería escupirlo en la cara pero al mismo tiempo abrazarlo. Gritarle porque había hecho eso y luego susurrarle que todo estaba bien.
Tenía sentimientos tan bipolares que me asustaba. Quería culparlo  pero al mismo tiempo sabía que no era justo, también había sido la mía y eso solo hacía más pesado el sobrellevar los días sin saber como estaba.
En ese momento no pensaba en otra cosa que no fuera su bienestar pero no podía dejar pasar esa voz que me decía ¿porque?. ¿Es que no lo estaba haciendo bien?, pero se veía tan bien ¿que paso? ¿Fue mi culpa? ¿Lo presionando demasiado? ¿Estaba siendo muy blanda?, debí haberme dado cuenta. Debí apoyarlo. ¿Esto volverá a pasar?.

Derek siempre se iba primero y luego de una hora yo pero el lunes no pude. No me podía quedar un segundo más así. Ni siquiera Derek había terminado de prender su auto que yo ya estaba tomando mis cosas y saliendo.

No si quiera tome noción de cuanto duro mi camino hacia allí, creo que fue mucho más corto que de costumbre por culpa de mi pie en el acelerador, pero nada de eso importo porque mi mente estaba en llegar. Y cuando llegue, tuve que hacer ejercicios de relajación antes de bajarme del auto, si entraba alterada o corriendo como quería,  iba a llamar la atención y no sabia que tanto sabia Rebeka o las demás personas de lo que había pasado.

Ese era otro asunto ¿debía decírselo si aun no lo sabían?

Un montón de preguntas como esas vinieron a mi cabeza mientras caminaba hacia la puerta. ¿Hice bien? ¿como sigo ahora? ¿Me voy? ¿Me quedo? ¿Tenía que contarle a su psicóloga? ¿Si Rebeka  sabía me despediría?.

Entre a la casa y sentías mis piernas temblar, que me haya puesto tacones ese día no ayudó, sentía que mis piernas no tenían fuerza y mis zapatos se resbalaban por el piso de mármol lustrado.

Abrace a mi cartera que colgaba de mi hombro con temor, escuchaba risas y voces del comedor así que me dirigí hacia allí. Rebeka, su esposo, Spencer y Noah se encontraban allí desayunado, Rebeka hablaba animada, sonreía y reía, tomaba la mano de su esposo y él la admiraba también sonriendo, Spencer también participaba de la conversación pero Noah no, se limitaba a comer en silenció, tenia la mirada baja.

NoahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora