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ALICE HILL

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ALICE HILL

No sé qué se me había cruzado por mi cabeza cuando insistí en venir al aeropuerto por los chicos. Ahora estaba estacionada en el segundo sótano esperando a que Vic venga con los chicos.

Había hablado poco con Pierre en estos días por la diferencia de horarios, pero me había mencionado que se quedarían dos semanas antes de volver a Bahrein para su entrenamiento pre-temporada.

Estaba muy nerviosa de verlos a todos de nuevo, pero más me ponía nerviosa el hecho de encontrarme con Lando y su nueva novia.

Menos mal mi Range Rover tenía lunas polarizadas, lo que impedía que las personas puedan ver quién es la persona que está dentro del carro. Estoy constantemente viendo por el retrovisor hasta que por fin veo a mi amigo rubio teñido, al español y a la hora rubia Victoria venir con unas maletas.

Bajo rápidamente de mi camioneta y voy trotando hacia ellos para darles un abrazo de bienvenida al español y al francés.

–Los extrañé–les digo con los ojos cerrados para luego separarme de ellos–Pierre me tienes que pasar el dato del salón de belleza porque también quiero pintarme el pelo–le digo de forma burlona, causando que el francés se riera.

–Cuando vayas a Francia podremos ir juntos a retocarnos el pelo–me sigue la broma y rápidamente abro el maletero de mi camioneta.

–Vic me ha dicho que nos darás un tour exclusivo por Los Ángeles, Al–me comenta Carlos con una sonrisa.

–Pero si tú ya conoces Los Ángeles mejor que yo, ¿verdad Victoria?–le digo con media sonrisa.

–Pero Pierre no conoce mucho, ¿verdad?–Carlos pregunta al francés y este asiente.

–Pues ahí veremos a dónde podemos ir–le respondo y me doy media vuelta.

Una vez que estoy por subir al asiento de piloto, un McLaren color negro cruza por nuestro costado y sin duda alguna sé quién es.

–Tío no lo vayas a chocar–le grita desde atrás el español y la luna de copiloto del McLaren se baja.

Automáticamente veo la cara de Lando y la de su novia. Se notaba que el inglés la había estado pasando bien en Dubai por el increíble bronceado que traía y, lamentablemente, seguía causando un efecto en mi.

Estaba más guapo.

–Hola Al–me saluda y yo sólo le respondo con una media sonrisa–Ya nos estamos viendo después chicos–dice mi ex-novio, para luego subir la luna de su carro y poner en marcha su McLaren.

Rápidamente me subo a mi camioneta y me abrocho el cinturón de seguridad. Me aseguro de que todos están ya listos y pongo en marcha mi Range Rover negra con dirección a mi vecindario en Calabasas.

–¿Y qué tal el vuelo chicos?–les pregunto.

–Ya sabes, tranquilo. Solo fue pesado por la cantidad de horas–me responde el francés.

–¿Quieren llegar a descansar y después vamos a un restaurante?–les propongo.

–Vamos de fiesta–suelta repentinamente el francés–Necesitamos ir a un club.

–Sí, podemos ir a ese que me mencionaste donde se encontraron con las Kardashian Vic–le dice emocionado el español a mi amiga.

–¿Para qué quieres encontrarte con ellas?–le pregunta un poco incomodada mi amiga, generando que Pierre y yo nos riéramos.

–No amor, es que le he contado a Pierre y él está emocionado por tomarse una foto con Kendall Jenner–se defiende Carlos y veo como Vic solo asiente con su cabeza.

–¿Crees que podamos ir Al?–me pregunta Victoria.

–Sí claro, pueden ir. Yo me voy a quedar en casa que mañana tengo que entrenar–les respondo.

Un semáforo en rojo hace que frene y espere a que la luz cambie. Los chicos estaban tratando de convencerme, pero no lo iban a lograr. Sabía muy bien que querían ir al Avalon Nightclub y estaba casi segura de que nos encontraríamos o con Riqui o con Lando. Por un momento, veo a mi costado y me percato que el McLaren negro de Lando estaba a mi costado. Ninguno de los chicos se habían dado cuenta de eso, sólo yo.

A diferencia de mi, su carro no tenía las lunas tan polarizadas. Por lo que podía ver a la perfección la "tierna" imagen de la nueva pareja. Lando estaba tomando la mano de Laila mientras ella le hablaba de algo.

Por un momento, me dieron ganas de salir corriendo a toda velocidad, pero luego logré calmarme y me puse feliz por él: estaba contento al lado de otra persona y esa persona parecía quererle.

–Al, la luz ya cambió–me dice Pierre.

–Lo siento, me distraje–le respondí y volví a poner en marcha mi camioneta.

–Alice por el amor de Dios, tienes que salir con nosotros hoy–me sigue insistiendo Victoria.

–Está bien iré con ustedes, pero me regreso temprano–les respondo.

Puedo escuchar como los tres empiezan a festejar y yo sólo sonrío. Al final de cuenta, Lando ya había tomado un camino diferente y yo también debería de hacer lo mismo.

Sólo esperaba no encontrarme con Riqui porque no quería otra discusión.

(...)

Todos se estaban por terminar de arreglar para salir de fiesta hoy, mientras que yo aún seguía dudando si lo mejor sería ir. Mi pequeño perro entra corriendo a mi cuarto y la imagen de Pierre aparece en mis ojos.

–Tienes un bonito perro–me dice señalando al pequeño can–Aunque muy chiquito.

–Me gustan así–le digo para luego cargar al pequeño perro–así fuera grande no lo podría ni cargar.

–¿Ya estás lista para salir?–me pregunta y yo niego con la cabeza.

–No creo que lo mejor sería que vaya–le confieso.

–¿Es por Lando?–me pregunta directamente.

–No quiero verlo con Laila, aún me lastima–le respondo y puedo escuchar un suspiro por parte del francés.

–Él no la ama como lo hizo contigo, eso lo sé–me dice repentinamente–Pero ella sí lo hace con locura.

–¿Es buena?–le pregunto y el francés asiente con la cabeza lentamente.

–No es la típica chica rubia que se hace odiar fácilmente, pero todos en el paddock saben que lo de ellos no se compara para nada a lo que fueron ustedes.

–Estoy feliz por él.

–Entonces cámbiate de ropa y vamos a disfrutar de la noche, de seguro conoces a un chico que te guste y así todos son felices–me trata de animar el francés y yo asiento.

"Sé feliz y deja ir" me repito varias veces hasta que me convenzo a mi misma de ir.

–Bajo en diez minutos–le respondo y el francés sonríe para luego dejarme sola en el cuarto.

Tenía que dejar de lamentarme por lo que había pasado con Lando y empezar a vivir mi vida como lo solía hacer antes.

Al final de cuentas, él ya es feliz de nuevo.

HILL | LANDO NORRISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora