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ALICE HILL

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ALICE HILL

Había escuchado absolutamente todo la otra vez. Lando no se había dado cuenta que había bajado por el cargador de mi celular y ahí fue cuando lo escuché hablar con Laila.

Sabía que eso no estaba bien, pero la curiosidad mató al gato. Y el gato soy yo.

Los últimos días habíamos evitado hablar sobre el tema y nos habíamos enfocado en pasar tiempo con Flo, ya que el propósito del viaje era eso: apoyar a Flo.

–¿Y cuando piensas volver a visitarme, Al?–me pregunta Flo desde el sofá para luego llevarse a la boca una papa frita que su hermano le había preparado.

–Aún no se va y ya estas preguntando cuándo vuelve–dice en voz baja Lando e imita la acción de su hermana.

–Aún no sé cuando pueda volver, tengo una gira programada dentro de poco, pero sabes que siempre puedes llamarme por FaceTime–le respondo y me arropo con la pequeña manta que había a mi costado.

Las noches en Alemania eran muy frías.

–¿Vas a ir con Al, Lan?–le pregunta y el piloto casi se atraganta con lo que estaba comiendo.

No habíamos pensado eso, pero sabíamos que me quedaban pocos días con él. Era momento de volver a realidad y ni él ni yo sabíamos cómo íbamos a manejar lo que sea que teníamos.

–Tengo que volver a correr, Flo. Pero aún me quedan unas semanas que puedo pasarlas acá contigo, claro si tú quieres–le dice con una pequeña sonrisa y su hermana se empieza a reír.

Eso era lo que amaba de él, siempre ha buscado tener una buena relación con su familia y sobretodo, siempre ha buscado sacarles una sonrisa a todos, especialmente a Flo.

–Claro que quiero que te quedes–le responde y el solo le sonríe para luego mirarme por unos segundos–Y tu también Al, me gustaría que te quedes más días.

–A mi también me gustaría mucho Flo, pero Leo ya me está reventando los mensajes y quiere que vuelva lo antes posible–le respondo y ella hace un puchero de súplica.

Una parte de mi iba extrañar mucho estos momentos, donde sólo nos recostábamos en los sofás a ver películas, y tenía bastante duda sobre cuándo lo volvería a ver para hablar sobre nosotros.

O simplemente ser nosotros mismos.

No sé en qué me momento pasó, pero Lando se había parado de su lugar y se había posicionado a mi costado para luego acostarse sobre mis piernas.

HILL | LANDO NORRISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora