Todos conocen la historia de amor de la cantante que fue a formar parte de la familia de Fórmula Uno y terminó enamorada de uno de los pilotos promesas de Gran Bretaña. Pero una serie de malas decisiones tomadas por ambas partes hacen que su amor se...
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ALICE HILL
Pánico. Miedo. Terror. Esos eran todos las sensaciones que estaba teniendo en este instante cuando me apareció la noticia en el celular. Toneladas de mensajes me empezaron a llegar de conocidos, amigos, los padres de Victoria, pero el único que me importó fue la llamada entrante de Lando.
Tenía mucho miedo de que lo que se iba a hablar en esa conversación, pero sabía que tanto él como yo debíamos hablarlo para dar la misma versión de los hechos.
–Lan..–contesto finalmente la llamada.
–Lo siento mucho Al, no pensé que ella iba a hablar con los medios–habla instantáneamente el inglés y por el tono de su voz, se nota que está preocupado.
–Lan, ¿qué vamos a hacer?–le pregunto.
–No lo sé Al, yo no sé qué hacer en estas cosas–me dice bastante confundido–Nunca me pasan estas cosas a mi.
Tenía razón, él nunca había sido un punto para los tabloides a menos que sea por las carreras. Era yo la que debía asumir todo.
–Hablaré con Leo y después te digo que es lo que él nos recomienda..–le digo para luego tirarme en la cama.
–Al, sólo una cosa–me interrumpe–No quiero que terminemos, así que dile a Leo que ese plan no está en mente de ninguno de los dos.
Cuando lo escucho decir esas palabras, una pequeña sonrisa se forma en mi rostro. No pensé que él iba a ser el que diría eso y me sentía más segura sabiendo que ambos teníamos la misma mentalidad.
–Está bien Lan, hablaré con él y luego te marco–le respondo y luego doy finalizada la llamada.
Busco rápidamente en mi lista de contactos el nombre de Leo y a penas lo encuentro, decido llamarlo.
Poco me importa la diferencia de horario o lo que sea que pudiera estar haciendo.
Un timbre, dos timbres, tres timbres y finalmente contesta.
–Alice Hill, estás en serios problemas–es lo primero que escucho decir por su parte.
–Leo, ya sé que me vas a dar un sermón y que no debí hacer nada, pero no pensé que esto iba a pasar–trato de defenderme de sus palabras y prevenir una hora de lamentaciones por su parte.
–¿No pensaste que lo mejor sería que Lando termine su relación antes de subirte a un avión a pasar vacaciones familiares con él? No mi amor, te equivocaste y esta vez la has cagado–me dice y no puedo contener más las lágrimas.
