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LANDO NORRIS

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LANDO NORRIS

Luego de pasar un día en familia, finalmente había logrado que Alice se integre a la familia y se lleve bien con todos. Afortunadamente, ninguno le había hecho algún desplante a la cantante y habían sido lo más amables que pudieron. Todos ya se habían ido a descansar ya que mañana iríamos a ayudarle a Flo a conseguir un nuevo caballo.

Sí, Flo se había empecinado a seguir con la equitación. La verdad al inicio ninguno en la familia había logrado comprender su decisión hasta que recordé todas esas veces en las que me choqué a mínimo ciento cincuenta kilómetros por hora y nunca decidí dejar el deporte.

Ella lo amaba al igual que yo y cuando me di cuenta de eso, me convertí en el primero en la familia en apoyarla.

–¿Lan?–escucho como Alice me habla antes de subir las escaleras que la conducen al segundo piso donde estaban las habitaciones de todos–Estoy agotada por el viaje así que voy a ir a descansarte tratar de acostumbrarme al horario, ¿vienes?–me pregunta y yo niego con mi cabeza.

Por más que me hubiese gustado decirle que sí, tenía que hacer algo muy importante: hablar con Laila y dar por finalizado lo nuestro.

–Ahora te doy el alcance–le respondo y ella solo asiente con su cabeza para después seguir caminando con dirección a su habitación.

Una vez que noto que me he quedado solo en la planta de abajo, voy por mi celular que se encuentra cargando en la cocina y voy directo hacia mis contactos para marcarle a Laila.

No habíamos hablado en todo lo que llevada el día o mejor dicho, yo no le había respondido ningún solo mensaje en todo el transcurso del día.

Por un momento dudo bastante si lo mejor sería contárselo por teléfono, pero me doy cuenta de que no hay forma alguna de que vuelva a viajar a Estados Unidos para hablar con ella o, peor aún, traerla hasta acá para que podamos hablar. Trato de dejar los pensamientos de lado y presiono el botón donde dice "llamar".

Un timbre, dos timbres, tres timbres y por fin Laila responde la llamada.

Lan–me saluda y noto que está emocionada por mi llamada–¿Cómo estas? ¿Todo bien en casa? ¿Cómo está Flo?–me pregunta desde la otra línea.

Antes de responder, me aseguro de que no haya nadie cerca y decido salir de la casa por la puerta de la cocina.

–Bien, ella está bien–le respondo y suelto un suspiro inesperado.

No sabía que te irías tan repentinamente y sin mi, ¿pasó algo?–me pregunta y noto como su tono de voz cambia a un poco molesto o decepcionado.

HILL | LANDO NORRISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora