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ALICE HILL

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ALICE HILL

Luego de largas e interminables horas en el estudio, había conseguido que ambas canciones estén listas y le había mandado el demo a Leo para que revise todos los detalles para poder subirlas a tiempo.

Ahora estaba de vuelta en casa alistándome para ir al programa cuando me acordé del video que me había pasado Leo hace algunas horas sobre Riqui. Antes de que empiece a maquillarme y, obviamente, concentrarme absoluta y plenamente en eso, decido hacer lo que me había planteado hacer antes de que mi novio me llame.

Rápidamente entro a la aplicación de videollamada que tiene mi teléfono y el de Riqui, busco su nombre en mi lista de contactos hasta que lo encuentro, reviso la hora para si tal vez pueda estar dormido y le marco.

Una timbrada, dos timbradas, tres timbradas y me aparece su cara en mi pantalla.

Hey Al–me responde con una sonrisa y me percato que está manejando.

–Hola Riqui, ¿estás ocupado?–le pregunto ya que claramente no quería molestarlo si estaba así.

Podía chocar.

–No no estoy bien, ahorita me aparco–me responde sin despegar la vista del frente.

Veo como Riqui hace una maniobra y cuando termina todo, toma su teléfono.

Ahora sí no hay excusa para que me pongan una multa de nuevo–me dice con una sonrisa.

–Bueno, te llamaba para agradecerte por lo que dijiste de mí en tu entrevista, no tenías porque hacerlo y significó mucho para mi–tomo la palabra y empiezo a agradecerle por todo.

El español me mira con una sonrisa de oreja a oreja y luego de que termino de hablar, el empieza a negar con su cabeza sin borrar esa sonrisa.

De verdad que eres muy boba, sabes que no me tienes que agradecer por eso–me responde el futbolista–Era lo mínimo que podía hacer después de todo Al, sabes lo que siento por ti y si me preguntan por ti, ya sabes lo que responderé.

Cuando escucho esas palabras salir de su boca, me acuerdo la última vez que hablé con él en Los Ángeles.

–Gracias Riqui, Lando y yo te lo agradecemos–le respondí bastante sorprendida por cómo se estaba comportando el español.

Hablando de Lando, me escribió para agradecerme–me comenta y esta vez no hay una sonrisa en su rostro–Debe de estar bastante enamorado de ti para hacerlo y sobretodo, lo has cambiado.

Esas palabras hacen que una sonrisa se forme en mi rostro y el color en mis mejillas empiece a aparecer.

Te has sonrojado y no me lo puedes negar–vuelve a hablar Riqui y si sonrisa vuelve a aparecer.

HILL | LANDO NORRISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora