Todos conocen la historia de amor de la cantante que fue a formar parte de la familia de Fórmula Uno y terminó enamorada de uno de los pilotos promesas de Gran Bretaña. Pero una serie de malas decisiones tomadas por ambas partes hacen que su amor se...
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ALICE HILL
Son las once de la noche y siento como el amargo líquido corre por mi garganta. Victoria y Pierre me habían convencido de shotear con ellos tequila. Sí, tequila.
No fue complicado entrar al club sin estar a la lista y pasar a la zona privada de este. Había reconocido a una que otra cara familiar en el club nocturno y los había saludado, pero cada quien había seguido por su lado.
Afortunadamente no me había cruzado ni con Riqui ni con Lando, lo cual me hacía sentir más tranquila.
–¡¿El que está allá no es Shawn Mendes?!–me grita emocionada mi mejor amiga y yo solo asiento–Tía deberías salir con alguien como él: alto, guapísimo, cantante.
–¿Es perfecto, no?–le dice Carlos con un tono celoso cruzado de brazos.
–No es más guapo que tú–le dice con una sonrisa y lo toma de los cachetes para darle un beso.
Una vez que mis dos amigos se empiezan a poner cariñosos en exceso, decido tomar mi vaso y darme una vuelta por el club hasta que llego a la terraza.
Una vez que me acerco a la baranda y puedo ver a la hermosa ciudad de Los Ángeles, empiezo a tomar de mi trago mientras pienso en todo lo que ha pasado estos años.
Estaba feliz, no lo iba a negar, pero una parte de mí seguí triste por lo de Lando. Siempre me repito lo mismo, pero de alguna forma su presencia vuelva a entrar a mi cabeza y no me la puedo quitar. El inglés había logrado volverme loca y yo había malogrado todo.
Probablemente me hubiera quedado toda la noche pensando en él, pero siento como alguien se posiciona a mi costado y se recuesta en la baranda de la terraza como yo lo estaba haciendo.
–No pensaba encontrarme contigo acá–me dice el español que hace unos años conocía a la perfección.
Volteó a verle por primera vez la cara después de un año y me percató que no ha cambiado mucho. Sigue estando igual de guapo.
–Y yo no pensaba verte en mi ciudad, Riqui–le respondo para luego tomar un poco de mi trago.
Necesitaba que el alcohol haga algo de efecto si voy a estar en el mismo lugar que mi ex-novio.
–Sabes que siempre me gustó Los Ángeles como lugar para vacacionar–me dice con una sonrisa.
Su típica sonrisa de niño bueno y mimado.
–Pues ya sabes a la perfección a qué lugares visitar si vas a pasar un buen rato por acá–le digo para luego darle la espalda a la baranda y quedar mirando a la multitud que estaba adentro del club disfrutando de la noche.
–Claro que sí, me acuerdo perfectamente los lugares que me dijiste que tenía que ir sí o sí–me sigue la conversación con una sonrisa mientras yo continúo disfrutando de mi trago–Como por ejemplo: el parque Griffith para entrenar en la mañana y darle un vistazo al cartel típico, el mejor Shake-Shack de Los Ángeles, Malibú y, si no me olvido, me habías invitado a tu casa.
