ALICE HILL
El auto que me iba a llevar al aeropuerto había llegado a la casa de los Norris y eso implicaba que mis días con Lando habían terminado. El piloto se había ofrecido a llevarse al aeropuerto, pero nos dimos cuenta que lo mejor sería que vaya sola ya que alguien podría tomarnos una foto y venderla a los tabloides.
–¿Segura que prefieres irte sola? Mejor te acompaño–me dice con un tono de voz bajo mientras lleva mis maletas a la puerta principal.
–Lan, puedo ir sola–le respondo mientras reviso mi bolso para asegurarme de que no me estoy olvidando de nada.
Una vez que ya estamos en la puerta principal, doy un rápido vistazo a toda la casa y los bonitos recuerdos se vienen a la mente. No me quiero ir, pero tengo que volver al trabajo y con Vic.
–Bueno, es hora–le digo un poco apenada para luego ir corriendo a sus brazos y darle un último abrazo.
Ninguno dice nada y no parece molestar a ninguno de los dos, ambos queríamos quedarnos así. Pero el tiempo transcurría y ya me estaban esperando, por lo que tuve que separar finalmente de él para tomar mi pequeña maleta.
Estaba por salir, pero la mano de Lando sostuvo mi brazo para hacerme girar de nuevo hacia él y quedar frente a él. El inglés parecía haber dudado unos instantes lo que iba a hacer, pero al final terminó haciendo lo que siempre pasa en las películas románticas: un beso de despedida.
Con esto, el inglés me estaba haciendo imposible poder viajar sin extrañarlo.
Me separo de él y solo camino hasta el taxi para subirme a este sin mirar atrás un segundo. Le indicó al conductor la dirección exacta y, ahora sí, miró hacia la entrada de la casa para encontrarme a un Lando recostado sobre el marco de la puerta, esperando a que me vaya.
El auto empieza a avanzar y el inglés levanta su mano en señal de despedida, acto que yo imito a los segundos antes de que pierda de vista su imagen.
Sin duda alguna, las despedidas no eran lo mío.
(...)
Cuatro horas fue todo lo que me tomó llegar a Turín y en todo momento había estado hablando con Lando hasta que abordara el avión. Apenas llegué, le mandé un mensaje indicándole que todo había salido bien y ya estaba por buscar a Victoria para ir al hotel que ella y Leo habían escogido. Ni bien le había llegado el mensaje a Lando, una llamada por parte de él ya estaba entrando.
–Hola, ya estoy en Turín–me respondo.
–¿Un vuelo tranquilo? ¿Nada raro? Porque leí que podía haber algo de turbulencia y sé que no te gusta mucho–me pregunta y me da mucha ternura la actitud que tiene.
–Estoy bien Lan, ahora tengo que ver a Victoria para poder ir a descansar–le digo para tratar de calmarlo.
–¿Agotada?
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HILL | LANDO NORRIS
FanfictionTodos conocen la historia de amor de la cantante que fue a formar parte de la familia de Fórmula Uno y terminó enamorada de uno de los pilotos promesas de Gran Bretaña. Pero una serie de malas decisiones tomadas por ambas partes hacen que su amor se...