XV

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Gabriel

Hoy, sin querer, recordé el día en que nos conocimos. Vino a mi mente como un destello, porque ese día los tonos de grises que conocía cambiaron a una nueva paleta de infinitos colores.

Llevaba las manos ocupadas, y entre todas las cosas que cargaba algo se me cayó. Intenté recogerlo, pero si me movía demasiado todo lo demás también acabaría en el suelo. Entonces apareciste tú, y sin necesidad de que te lo dijera, te agachaste a tomar mis cosas y me ofreciste ayuda con lo demás. Después de ese día no podía dejar de pensar en tu sonrisa.

Cada vez que nos encontrábamos alzabas la mano saludándome alegre, y te juro que cada día eras un nuevo color, hasta que fuiste el arcoíris más hermoso que había visto.

Ester, tú incluso brillas en los días grises, y mientras estuvimos juntos me sentí como un jodido arcoíris también.

Ahora, incluso en mis mejores días, luzco como las nubes de aquel día sombrío en que nos besamos bajo la lluvia.

De gris y coloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora