VI

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Gabriel

Me encontré con Irene cerca de la biblioteca, me esperaba apoyada contra un árbol mirando alrededor, buscándome. Sonrió apenas me vio, pero no se acercó a mí, solo se irguió y siguió esperando. Por un momento la imaginé caminando hacia mí con una gran sonrisa y soltando alguna bobada para hacerme reír, pero ella no es tú.

Irene es una chica tímida, silenciosa, le gusta pasar desapercibida, al igual que a mí. La conocí en verano, en una reunión de unos amigos de la universidad. Hacía tan solo unos días me había alejado de ti, y queriendo evitar seguir mis sentimientos y volver a escribirte, decidí obligarme a olvidarte, tal vez conociendo a alguien más, a alguien de quien podría enamorarme.

Ella no tararea canciones mientras caminamos, ni se ríe a carcajadas cuando algo le parece gracioso, tampoco baila cuando escucha su canción favorita en alguna radio o al comer algo que le gusta.

Ella siempre tiene palabras de ánimo, siempre tiene una respuesta para todo, siempre me pregunta sobre mi día...aunque todo eso también lo hacías tú.

Sabía que en algún momento nos verías, eso no podía evitarlo porque no escondería mi relación con Irene, eso le haría daño, sin embargo, después de besarla y de darme cuenta de que ibas subiendo las escaleras y nos habías visto, el temor recorrió mi cuerpo y me cruzó las facciones.

¿Te habría dolido?

Esperaba que no.

Irene se preocupó por mi reacción, pero tú ya habías desaparecido, así que le mentí, después de todo ella no sabe sobre ti.

De gris y coloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora