-Sí, todo está bien porque James está buscando trabajo y departamento en Melbourne-Dijo Johnatan a través de su teléfono-Mamá y papá tienen que saberlo en algún momento, no es como si esto estará oculto para siempre.
-Algo así como tu trabajo de vendedor de drogas-Contestó Emily deshaciendo sus trenzas, mientras entraba a su casa.
-Mira, ahora estoy algo ocupado-Anunció Johnatan mirando a su alrededor, estaba en un baño de baldosas celestes que conocía muy bien-Estoy en la casa de una chica.
-¿Camelia finalmente captó tus indirectas?
-Otra chica.
-Oh, a veces me olvido que eres el más jugador de nosotros tres, suerte, cuídate, no quiero ser tía tan joven.
-No te preocupes, no lo serás.
Johnatan cortó la llamada, se miró al espejo, estaba en ropa interior en el baño de la habitación de la castaña de cabello corto, intentaba respirar de una manera normal pero cuando regresó a la habitación allí estaba Claire recostada con su ropa interior de encaje negra, él se recostó a su lado, dejando besos en el rostro de la chica pero mordiendo su cuello y desnudándola lentamente, él también se desnudó y cuando estaba listo para entrar en su anatomía esperó llegar a casa porque las cosas no funcionaron como quería que salieran, ya que ahí estaban las voces en su cabeza que sonaban más bien como risas de burla, haciendo que Johnatan se apartara de la chica maldiciendo.
El joven volvió a ponerse la ropa interior y a darle la espalda a la castaña, ella intentaba alcanzarlo, acariciarlo para tranquilizarlo pero nada funcionaba para él, estaba frustrado y sentía que no era lo suficientemente hombre para Claire o para otra chica, sentía que nunca podría tener relaciones sexuales con nadie, él deseaba tener sexo con Claire pero siempre que lo estaba por hacer con cualquier persona, esas molestas voces aparecían porque dañaban su autoestima y hacían que él regresara a casa, con las manos vacías y con el ego destrozado.
Johnatan se despidió de la castaña mientras buscaba su ropa en el suelo de la habitación, cuando ya estaba vestido se dirigió a la salida de la casa dejando a Claire en la duda de si algún día dejaría de encontrarse con hombres mediocres, el pelirrojo estaba caminando por las calles de Melbourne, en medio de la oscuridad y sus manos refugiadas en su abrigo, un cigarrillo en sus labios, no importaba lo que hacía porque las voces no se detenían y su autoestima se decaía cada vez más, cada hora que pasaba se sentía inferior pero no veía salida esperando que pasara porque se sentía más inseguro de sí mismo.
Quiso estar tranquilo pero una figura femenina de cabello rubio estaba en la entrada de su edificio.
-Gisela, creo que es hora de dejar lo nuestro-Dijo Johnatan tratando de entrar a su edificio pero la chica se lo impidió-Déjame entrar.
-No dejaremos lo nuestro-Contestó Gisela-Te necesito y si dejamos lo nuestro, puedo llamar a la policía, yo soy una chica inocente y tú irás a la cárcel por no sé...¿Dos años? Es poco tiempo pero no te gustará ese lugar, sé que vendes drogas.
-¿Qué quieres?
-Solo sigue fallando en la cama y escuchándome, lo haces bien y te seguiré ayudando.
El pelirrojo vio cómo Gisela se marchaba, pensó que en algún momento le cayó bien, ahora solo era una persona mala en su vida, con la que intentaba tener sexo y a pesar de que quería dejar de trabajar, no podía hacerlo, por primera vez le tenía miedo a una persona, el miedo a Gisela era terrible...no...no era miedo a ella, era miedo a la cárcel, pensar en la idea de él encerrado en un lugar nefasto en el que no merecía estar, insertó la llave en la puerta para ingresar hasta subir a su piso, allí se quedó por unos minutos parado frente a la puerta.
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Hundimiento
Teen FictionJohnatan Harris siempre se mostró como el chico despreocupado, divertido, siempre positivo pero eso solo es la superficie, en un largo viaje para encontrar autoestima y superar los obstáculos que le imponen las voces en su cabeza Johnatan trata de a...