—¿que haces? —pregunta el castaño
—cocinando, ¿y tú? —dice con cierto tono de sarcasmo
el castaño suspira, y sigue mirando a su celular. mientras no le hablara o le interrumpiera, todo estaba bien.
comía lentamente de su pastelito, no tenía mucha prisa, y samuel tampoco parecía tenerla.
—¿que vas a hacer? —pregunta en voz baja
—tragar como un cerdo por qué si soy —dice sin despegar la vista de su celular
samuel suela una risita, haciendo que rubén sonría inconcientemente.
era difícil de aceptarlo, pero su risa era un poco contagiosa.
—supongo que está es la parte donde me voy —susurra
—esa parte debió pasar hace media hora —susurra sarcástico
el pelinegro se muerde ligeramente el labio.
era más que obvio que el castaño le odiaba.
—esta bien, me iré —dice "fastidiado" levantándose
suspiró.
siguió tranquilamente comiendo su pastelito.
mientras que samuel agradece por salir vivo de esa situación.
juraba que en ese café iba a morir, y que el cajero una a guardar su cadáver en el sótano. pero al parecer era solo su imaginación.
aunque eso no era lo que le molestaba en estos momentos.
aunque rubén fuese un desconocido, aún así se sentía feo.
pero lo iba a superar.
caminaba tranquilamente con una sonrisita de lado.
llegó a su casa, subió a su habitación. y se encontró a su hermana. tratando de usar su laptop.
suspiró molesto.
—uy ¿como esto llegó aquí? —pregunta mirando la laptop
—no es mi culpa que mamá no te quiera comprar una, ya deja la mía y vete —dice dejando caer su mochila
—pero si ni la usas —dice en forma de queja
—¿quien dijo que no la usaba? —preguntó mientras se tiraba en su cama
akira suspiró rendida. y salió de la habitación de su hermano mayor.
mientras que samuel pensaba que hacer con su laptop.
luego de varios minutos pensativo decidió jugar Minecraft, era un juego que le gustaba mucho de pequeño y hace tiempo que no lo jugaba.
estaba un poco estresado. y más con esto de la nueva escuela.
volvió a suspirar.
el suspiros le llaman.
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son pololos ➹ rubegetta
HumorEn el famoso cuarto C, habían 2 chicos, Rubén, y Samuel. Que se caían bien, y al mismo tiempo se caían mal. Estos, entre una confusión entre que era lo que sentía uno por el otro, se harán más cercanos. Y, ¿quien sabe? Quizás si les den la razón a s...