Rubén no sabía si reír, o llorar.
Estaba metido en el chat de Samuel, debatiendo consigo mismo si debía mandar la ubicación de su hogar al azabache. Una voz le decía que no, que era una idiotez, y que cancelara todo. Y la otra le decía que ya habían quedado, y que era demasiado tarde para cancelar. Además de que, estaría feísimo.
Rubén suspiró. Y le dió a la tecla de enviar. Él mismo se lo buscó. Pero el lado bueno era, que tendría un 20 en su tarea de matemáticas.
Caminaba hacia el salón de la señorita Méndez. A Rubén le caía bien, aunque matemáticas sea su clase menos preferida.
Al entrar, se sorprendió un poco. Pues estaba Samuel sentado, con sus manos en su rostro. Mientras que la señorita Méndez, estaba normal observando el monitor, mientras tecleaba cosas que a Rubén ni le importaban, ni le interesaban.
—Hola, Doblas —dice con una sonrisa.
Rubén frunció el ceño. Pues cuando la señorita Méndez lo menciona, Samuel se sobresalta, y le mira asustado.
—Hola —saluda.
Examina mejor a Samuel, y estaba sonrojado, con unos nervios bastante notables. Rubén pensó que era algo que la maestra y él estaban hablando, y que puso nervioso al azabache. Así que con normalidad, se sentó en su lugar, sacando en acto seguido su celular, para mirar memes, o alguna red social.
La maestra se acercó a Samuel. Lo vió por el rabillo del ojo. Para luego decirle:
—No hay nada que temer, De Luque, solo te equivocaste en 2 ejercicios —dijo en una forma tranquila.
Eso tranquilizó a Rubén. Pues su ego comenzó a convencerle que Samuel estaba nervioso por su presencia.
La maestra se alejó, y Rubén aprovechó para mirarle. Vió como Samuel se tensaba, y comenzaba a ignorar por completo el hecho de que Rubén le estuviese observando.
«¿Entonces te pongo nervioso…?»
Mientras que Méndez, observaba el espectáculo.
—Vege~ —dijo.
—¿Mhh? —musitó sin voltear a verle.
—¿Viste lo que te envié?
Samuel se sonrojó más, lo sabía porque estaba de lado, y veía perfectamente su mejilla, y negó con la cabeza.
—¿Estás bien? Estás muy rojo —pregunta.
El chico asiente lentamente.
Rubén pensaba en que hacer. Era obvio que por razones de la vida, él le ponía nervioso. Y pensó, “¿Por qué no jugar con eso?” pero él no era tan cruel. Aunque la idea sonaba más que tentadora. Además estaba la maestra.
—Iré al baño, no hagáis cosas malas en mi ausencia —dijo, levantándose y saliendo del aula.
Samuel ya no sabía si tirarse por la ventana, o llorar.
Rubén esperó varios segundos después de que la maestra saliera. Para luego suspirar.
Bueno, quizás podía dar leves empujoncitos…
—Sam —le llama.
—¿Que? —susurra.
—Mírame —dice.
Samuel se quedó igual, como si estuviera pensándoselo. Y luego le volteó a ver.
—¿Que pasa —vuelve a preguntar.
—¿A qué hora?
—¿Huh?
—Quedamos en mi casa, ¿recuerdas? —pregunta, con un poco de doble sentido.
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son pololos ➹ rubegetta
HumorEn el famoso cuarto C, habían 2 chicos, Rubén, y Samuel. Que se caían bien, y al mismo tiempo se caían mal. Estos, entre una confusión entre que era lo que sentía uno por el otro, se harán más cercanos. Y, ¿quien sabe? Quizás si les den la razón a s...