Un dato interesante de mi es que en mis veinte años mi color favorito cambió de manera drástica: rosa, verde, blanco, negro, dorado y morado. Nunca me sentí demasiado encantada con ninguno, hasta hoy.
El azul me gustaba.
Pero no cualquier azul, si no el azul de los ojos de Chris.
El mar parecía estar en su mirada, y tenerlo conmigo frente a la solitaria playa mientras la noche caía era una jodida maravilla. Un privilegio que sólo yo tenía.
— Tengo tu regalo de cumpleaños. — Dice sin soltarme la mano. No sé cuándo durará esto, pero disfrutaré cada día.
— ¿Si? ¿Y qué es? — Indago. La paciencia no era mi fuerte, eso ya lo sabían. Chris niega riendo.
— No sería un regalo si te digo. — El viento alborota su cabello y tiene que pasar la mano por este para acomodarlo.
— No tenias que regalarme nada, tenerte aquí es un gran regalo, Evans. — Aprieto su mano y se queda parado mirándome con el ceño fruncido.
— ¿Desde cuándo me dices Evans?
— Desde hoy.
Murmura algo y no puedo entenderlo.
— Me parece una falta de respeto que pasaras de decirme mi amor a Evans. — Seguimos caminando por la orilla de la playa.
— Tú apellido me gusta, es eso.
— Te lo presto, puedes usarlo cuándo quieras. — Me guiña un ojo y suelto una carcajada sarcástica.
— Dinora Evans, nada mal, nada mal. — No es la primera vez que junto mi nombre con su apellido, después de todo mi cuenta de instagram solía llamarse así, normal.
— Suena a que tú esposo es un gran hombre. — El orgullo con el que dice aquello me hace sonreír. Christopher sería un excelente esposo, de eso no había duda.
— Vamos al mar. — Le pego en el hombro y corro adentrandome al agua. — ¡Aprovecha que no hay personas!
— ¡Está helada, vas a enfermar! — Grita metiendo las manos a sus bolsillos sin dejar de mirarme.
El agua me tapa hasta la cintura y río viendo las muecas que hace.
— Entra, te aseguro que no está fría. — Chris lo piensa un poco pero al final camina hasta mojar sus pies. Se quita la camiseta y madre de dios. ¿Cuándo se había tatuado el abdomen?, bendita decisión. — De pronto hace calor. — Me ventilo con mis manos.
— Te habías tardado en hacer esos comentarios. — Comienza a caminar hasta mi mientras moja sus brazos. — Y no me molestan.
— Que bueno, porque tengo varios en mente. — Le guiño un ojo. Joder, debería dejar de ser tan directa.
— ¿Cómo cuáles?, no dudo que la mayoría son sucios. — Cómo si lo hiciera a propósito moja su cabello y se ve tan sexy que trago saliva.
— dame como televisor viejo. — Murmuro, y él no entiende nada, gracias al altísimo.
— ¿Eh?
— Que bonitos tatuajes. — Respondo ocultando mi estupidez.
— Gracias, no voy a mentir, esperaba algo más sucio. Al parecer ya cambiaste, Sweetie. — Dice con media sonrisa.
«Si supiera»
Acorta el espacio entre los dos y se voltea dándome la espalda. — Sube.
No lo pienso dos veces y me trepo enredando mis piernas en su cintura y mis brazos en su cuello. Camina con sus manos en mis muslos adentrándose más al mar.
— Me gusta Malibú. — Comento sintiendo el agua tapar mis piernas, Chris deja de caminar cuándo las olas se hacen más fuertes, pero no lo mueven ni un poco.
— Te puedo traer cuándo quieras. — No me baja, simplemente reposa sus manos en mi piel desnuda y vemos la luna que comenzaba a salir.
— En mi graduación me gustaría venir, pero solo si tú vienes conmigo. — Susurro en su oído. Chris esboza una sonrisa sin separar los labios y después habla.
— No solo te prometo eso, también te prometo ir a tú graduación, así tenga que ponerme mascara. — Su voz suena firme, y aunque no quiera creerle, me es imposible no hacerlo.
Creer en él es lo único que me ha salido bien (la mayor parte del tiempo).
— ¿Seguro?
— Seguro.
Me bajo de su espalda y el se gira quedando frente a mi. Puedo apreciar sus ojos, y también su cabello mojado. Lo había extrañado tanto que no me contuve a pasar mis brazos por su cuello y robarle un beso.
Ni tan robado, porque me lo respondió al segundo.
Besarlo podía convertirse en mi hábito favorito. Sus labios parecían estar diseñados para encajar con los míos, me besaba tomándose su tiempo, dejando que disfrutara el momento mientras sus caricias en mi cintura hacían erizar mi piel.
Me aprieta contra él y siento que el mundo se puede ir a la mierda justo ahora y moriría feliz. El beso se vuelve cargado de necesidad y no me niego a que su lengua juegue con la mía. Me aferro a su cuello y suelto un gemido cuándo muerde mi labio inferior. El aire nos falta y me separo agitada al igual que él.
— ¿Es tu manera de firmar una promesa? — Pregunto sin quitar mis manos de su cuello.
Chris piensa unos segundos antes de responder. — Es una probada a la verdadera manera de cerrar una promesa contigo.
Paso la lengua por mis labios y me imagino hasta lo que no debería.
— ¿Y porqué seguimos aquí? — Suelto su cuello para tomarlo de la mano y caminar fuera del mar. Chris no espera nada y me toma en brazos saliendo del agua y caminando al hotel ignorando que su camiseta estaba en la arena.
— Y sí entendí lo que dijiste. — Me mira de reojo y escondo mi cara en su pecho. Joder, eso me pasaba por sucia. — Sin control. — Responde entrando al hotel caminado rápidamente hasta el elevador dónde me baja y se apresura a marcar su piso.
No sé que esperar, pero puedo decir que mis expectativas bajas no son.
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𝗙𝗔𝗡𝗚𝗜𝗥𝗟 𝟮 ━━ Chris Evans
Fanfiction𝐅𝐀𝐍𝐆𝐈𝐑𝐋 𝟐 | siete meses después, el drama vuelve más fuerte que nunca.