LA DESPEDIDA

2.4K 170 38
                                        

Los días en Malibú habían llegado a su final, y cómo siempre, despedirme de él era un puñetazo a la realidad, realidad dónde no podíamos ser ante la sociedad.

Chris me rodea con sus brazos mientras yo me aferro a su camiseta esperando que el tiempo se haga eterno.

Olía tan bien que podría volverse mi aroma favorito. Corrección, era mi aroma favorito.

— Te llamaré todos los días. — Murmura con su barbilla en mi cabeza.

— Te escribiré cómo antes.

— Y trataré de ir a verte siempre que pueda. — Lo último lo dice menos seguro que lo primero. Sabía que aferrarme a un podría ser era el primer paso para que la caída doliera más, pero no importaba, no cuándo se trababa de arriesgarse por lo que valía la pena.

— Sabes que eso no podrá ser, pero siempre podemos volver a Malibú. — Me separo un poco de él para verlo a la cara. Sus ojos azules me reciben y trato de no llorar cómo chiquilla en pleno berrinche.

— Siempre estaré a una llamada, toma eso en cuenta. — Besa mi cabellera azabache y me toma por los hombros para fijar su mirada en mi.— Trata de no hacer nada ilegal, mira a ambos lados al cruzar la calle y no mueras.

— Es una petición complicada, pero aceptable. — Susurro y muerdo el interior de mi mejilla para evitar cualquier llanto o sollozo.

— ¡Tenemos que irnos! — El grito de Ángeles me hace saber que llegó el momento.

— Creo que es hora. — Sonríe y me suelta para dejarme tomar la maleta que estaba junto a nosotros.

— Chris. — Hablo antes de emprender camino al carro que nos llevaría al aeropuerto.

— ¿Hum?

— No te límites a amar, si encuentras a alguien, arriesgate. — Sonrío como puedo. — nunca sabes si un mensaje puede cambiarte la vida.

El castaño niega. — La vida ya me cambió, así que sube al auto y no olvides que tenemos una promesa.

«Algún día podríamos ser.»

— Lo voy a tatuar en alguna parte de mi cuerpo. — Le guiño un ojo y su risa inunda mis oídos. Es como una melodia, una demasiado bonita.

— Cuidate, por favor. — Besa mi mejilla y asiento para dar media vuelta e irme de ahí. A medida que caminaba sentía un peso en mis hombros, cómo si algo me faltara, algo que no podría ni explicar. Me giro de golpe y veo que sigue de pie con las manos en sus bolsillos.

— ¡Te amo, Evansio! — Alzo mi mano y me despido viéndolo reír.

— ¡Yo también lo hago, sweetie!

[...]


Noviembre pasó tan rápido cómo navidad, últimamente los meses se me hacían nada y eso me causaba pavor.

Chris y yo nos manteníamos en contacto, teníamos llamadas, texteabamos y en navidad me mandó un regalo bastante increíble: Una camiseta orgininal de Guns N' roses firmada por Axl Rose.

Chillé de emoción, salté y estuve a nada de ponerla en una vitrina.

Por otro lado, Iván venía en ocasiones, y seguía con su vida de mujeriego— cosa que no juzgaba—. Alexander e Iris terminaron, ¿por qué? bueno, cosas que pasan, fuera de eso todos seguían siendo iguales.

A excepción de Charly, ahora vivía con Enrique en un departamento que podían costear en parte por sus padres y también por la apuesta que ganaron dejándolos con más dinero del que tenían guardado. Nuestra relación era buena, salíamos en ocasiones, me contaba sus cosas, yo le contaba algunas y así sucesivamente.

Creo que parte de crecer y madurar es entender que no siempre terminamos con nuestro primer amor.

Narro esto, porque a lo largo de mi historia estuve aferrada a las esperanzas que tuve con Charly, a las aventuras que Iván me prometía siendo el polo opuesto a lo que solía gustarme y por último a la ilusión ciega de llegar a tener una relación con un actor que me doblaba en edad.

—... ¿Escuchaste todo lo que dije? — La voz de mi madre me hace volver a la realidad.

— ¿eh?

— La familia de Fernando vendrá a la casa, y quiero que te comportes, ¿si? — Fernando era su novio, me caía bien, pero no era papá.

— Sep.

— Bien, ve a bañarte y no te tardes una hora cómo sueles hacerlo. — Me da una palmada en el hombro haciendo que camine a las escaleras. Mi habitación era un desastre, pero mi cama estaba tendida que era lo importante. Busco mi ropa y la saco para meterme al baño.

Starlight de Muse empieza a sonar. Una canción con más significado que nada.

Veinte minutos pasan y salgo para cambiarme, maquillarme y elegir unos tacones que hagan juego con mi vestido. Lo más tardado era eso, incluso cuándo tenía que salir a correr me tardaba años en elegir un atuendo.

Al elegir unos color negro bastante bonitos bajo a la primer planta encontrándome con Fernando, sus dos hermanos y su madre. Los había visto en fotos, por eso los reconocí.

— ¡Dinora, ven a saludar!

Hago caso a mi mamá y saludo a todos, Fernando es amable y me dice los nombres de sus familiares: Victor era el mayor, Laura era su madre y por último estaba Santiago, su hermano menor.

Todos eran increíbles, pero Santiago era el único que compartía mi sentido del humor. Tenía veintiséis años y es abogado, otra gran coincidencia. Es amable, me agrada.

El tiempo se nos va y cuándo me despido lo primero que hago es correr hasta mi cuarto y llamar a Chris, cómo solíamos hacerlo.

¿Podría vivir así?, tal vez.

¿Quería arriesgarme?, ya lo estaba haciendo.

¿Podía salir mal?, muy mal diría yo.

¿Pizza con coca cola?, sí, por favor.

𝗙𝗔𝗡𝗚𝗜𝗥𝗟 𝟮 ━━ Chris Evans Donde viven las historias. Descúbrelo ahora