Lo lindo de la Timidez [Tamaki Amajiki]

Capítulo 11

-¿Ya te vas? – preguntó Aizawa extrañado por la actitud de la chica, ella asintió después de dejar el bento en el escritorio y salió por la puerta del aula. – Esto no es normal.

Es que ¿Cómo podía verle la cara a Tamaki? Lo había besado y luego se había ido poco nada corriendo a casa, de seguro él no quería verla ni en pintura. Seguramente pensó que había actuado extraño. Incluso alguien tímido como Tamaki había hecho algo tan audaz como robarle un beso y ella, lo primero que supo hacer fue irse de allí.

Eres una maldita burra, ____.

Tamaki no la había visto hacia cuatro días, ella definitivamente estaba molesta con él. Tamaki miraba hacia la ventana, a ver si por algún motivo, ____ llegaba por allí como si nada, pero ella no llegaba nunca. Él soltó un suspiro, pero no dejar de mirar. Mirio estaba preocupado por él, él ya no quería ir a almorzar pensando que ella podría llegar con el almuerzo, y él no podría rechazarlo por ningún motivo.

-Iré a buscar algunos bollos. – dijo Mirio levantándose de su asiento y soltando un suspiro. Realmente le molestaba como estaba actuando ____ ¿por qué, si se supone que le gusta tanto, huía de esa manera de él? ¿Qué no veía lo mal que se sentía Tamaki con lo inseguro que era? El chico se detuvo en la fila del comedor cuando pudo divisar a la chica caminando medio escondida hacia la salida. – Oye.

La chica miró de inmediato a Mirio, su cara se tornó roja e intentó salir corriendo. El chico fue rápido y se dirigió hacia donde estaba ella, logró tomarle el brazo.

-Suéltame, por favor.

-Oye, qué crees que haces. – dijo él mirándola seriamente, ella lo miró mal, nerviosa. - ¿Estás jugando con Tamaki?

-¿Qué dices? Claro que no. – dijo ella tratando de librarse y lo miró mal. – Suéltame.

-Entonces por qué no vienes a verlo como antes, lo evitas y por qué huiste. – dijo él y ella se quedó en silencio unos momentos. – Dime, Tamaki no ha almorzado en días pensando que podrías llegar tu con el almuerzo nuevamente.

-Ya déjame. – dijo la chica logrando zafarse de su agarre, salió corriendo por la entrada principal, pero Mirio logró atraparla nuevamente sujetando su muñeca con fuerza. – Jesús, qué tengo que hacer para que me dejes en paz.

-Ve a ver a Tamaki.

-¿Estás demente? – dijo ella mirándolo completamente sonrojada. – Él me besó, Mirio, no es como si no fuera nada, realmente me besó.

-¿Es malo?

-Claro que no. – dijo ella mirándolo obvio, pero luego se puso nerviosa. – Pero él me beso... no sé cómo reaccionar a eso, no puedo verlo ahora.

-Tienes que ir a verlo. – dijo él y ella intentó zafarse, pero él apretó un poco más su muñeca provocando un quejido por parte de la chica. Él realmente no iba a ceder, ella tenía que ver a Tamaki, le molestaba mucho todo lo que estaba pasando.

-SUELTAME. – dijo ella alzando la voz, lo que hizo que él prestara atención y mirara su rostro, sus ojos estaban humedecidos, ella estaba intentando soltar su agarre, le estaba doliendo. Él la miró desconcertado. – QUÉ QUIERES, PENDEJO, SUÉLTAME.

-¿____? – dijo Tamaki mirando nuevamente hacia la ventana, ella estaba ¿tomando la mano de mirio? No, él tenía a ___ tomada de la muñeca, ella tenía la cara roja, los ojos humedecidos y una expresión que no le gustaba para nada. Él saltó desde la ventana y utilizó su habilidad para amortiguarla caída, Mirio la soltó y Tamaki se puso detrás de ella para que no cayera de espaldas al piso, si no, que al pecho de Tamaki. Su muñeca estaba enrojecida. – Mirio.