Dazai

4.2K 408 282
                                    

El viento golpeaba mi cara, avisandome que en unos días se intensificaria. Vi mi reflejo en el lago, no se veía ningún pez, los rayos de sol no parecían querer estar donde yo estaba. Desde ese puente parecía que nada podía alcanzarme. Tal vez por eso no moría, para la muerte también era inalcanzable, inentendible, inacompañable.

Que solitario.

Cuando la gente me salvaba de mis intentos de suicidio, me decían que recordará a las personas de mi alrededor, a las personas que quería, y lo mucho que sufririan si lo lograra, pero sólo podía pensar en una persona que quería y él ya no estaba aquí. 

Me incline hacía el agua nuevamente esperanzado en la muerte, pero me desepcione rápido al ver que me tomaron de la camisa para evitarlo. Esa persona parecía acostumbrado a esto, fue raro, por un momento vi a un enano pelirrojo sostemiendome, pero al voltearme me encontré con un rubio alto de lentes que empezaba a tomar aire para reclamarme.

Suspire mirando la ventana del tren con Kunikida aún reprendiendome por mi irresponsabilidad al lado de mi. Atsushi iba comiendo algo que compartía con Kyoka enfrente de nosotros. Kenji iba contandole a la anciana a su lado que tipo de arbol había visto por la ventana así como consejos para la planta de la señora. Al pricipio Kyoka no iba a venir, pero ella insistió para proteger a Atsushi aunque sospechaba que terminaría protegiendome a mi.

A penas iba amaneciendo, el sol aún no lograba deshacer el frio de la noche del todo. Incluso con los reclamos de fondo de cierto amargado, el ambiente se encontraba en la tranquilidad que la mañana ofrecía. 

Al llegar a nuestro destino vimos a los de la mafia quienes también acababan de llegar. Estaban ahí Chuuya, los hermanos Akutagawa, el chico de las bombas de limones y Tachihara.

Ambos grupos se quedaron en donde estaban, esperando a que los otros se acercaran. Por supuesto que Chuuya no iba a ceder, así que me acerque yo con Atsushi y Kunikida siguiendome. 

—Hey, Chuuya, y gente que viene con él.—saludé.

—¿Dónde?—dijo Chuuya.

—Si, mi viaje fue bueno, y el tuyo?—reí, viendo su expresión molesta. Saqué una copia del mapa que Atsushi había conseguido anteriormente.—Si sabes leer mapas, ¿cierto?—me lo arrebató de las manos. Gin se acercó a ver, lo que provocó que Kunikida se pusiera en guardia y por defecto, Tachihara también, mirandose mal mutuamente.

—Bien, andando.—ordenó Chuuya rompiendo con la tensión que yo empezaba a disfrutar. Todos los siguieron incluyendo los de la agencia, siendo Kyoka la primera que se encaminó de nuestro grupo.

Caminamos sospechando el uno al otro pero principalmente de la gente que vivía ahí. Tuvimos cuidado que no se notará mucho de donde veniamos y para que, así no podrían alertar a los chimuu.

Dejando el pueblo atrás, nos econtramos en la entrada del búnker, no fue muy difícil, no la construyeron de una forma precisamente discreta. Estaba hecha de una extraña combinación de hierro y piedra. Las caras de todos se tornaron serias, exceptuando la mia, claro.

Chuuya mando a Ryunosuke y al chico limón a revisar alrededores por si había una salida o entrada externa. Kunikida le dirigió una mirada a Atsushi para que hiciera lo mismo. Yo traté de calcular que tan largo sería el búnker.

El enano, como la vez anterior, utilizó su habilidad para derribar las puertas y los primeros disparos de oyeron. Eso era una buena señal.

Nakahara devolvió las balas de inmediato, Kunikida materializó una pistola y disparo también, pero no los mató como Chuuya hizo o como yo haría. 

Not Enough || SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora