Cuando llegamos Kouyou y yo a la escena, un fuerte viento que nos empujaba hacia atrás nos dio la bienvenida.
Miré a mi alrededor, Ranpo estaba escondido en un hueco, con gesto mortificado, comía los dulces que había guardado para la misión.
Atsushi peleaba junto a Kenji contra dos enmascarados, pero ni el albino, ni el rubio y mucho menos al castaño era al que buscaba.
Alcé la vista al cielo, tratando de encontrar una cabellera pelirroja, lo único que mis ojos percibieron era tierra chocando contra ellos. Al tallarme los ojos, sentí una presencia desde atrás, inmediatamente agarre mi arma. Abrí los ojos con esfuerzo, viendo que se trataba de Hirotsu quien, con su poder había evitado que una decena de balas me golpearan.
Aún así, no baje la pistola. Una sensación incomoda se había instalado en mi pecho, llenado mi mente de dudas y todos los finales horribles que podía haber. Aferrarme a la fría arma era la única forma de darme al menos un poco de seguridad.
Yosano y Kunikida llegaron a duras penas, luchando con la fuerza invisible que los empujaba para atrás.
Mis manos temblaban, y mis ojos seguían buscando a Chuuya. Tomé un respiró, vamos, soy el maldito demonio prodigio que Mori, la reencarnación de la racionalidad y la lógica, entreno. Traté de ordenar mis pensamientos, volteé a ver a las tres personas que aún se encontraban atrás de mi.
—Kouyou, ve por el castaño de ahí , protegelo y sígueme.—la pelirroja se veía un poco reticente a ejecutar mis ordenes, pero acabo haciendolo.—Ustedes siganme.
Corrí hacia donde el el viento, los troncos hechos pedazos, y las grandes rocas giraban en un pequeño tornado.
Era extraño que el momento en el que menos queria morir, era donde más cerca estaba de la muerte.
Levanté la vista una vez mas, con dificultad pude distinguir los rayos que intentaban atacar al dios enfurecido que había aparecido. El cielo se nubló y los truenos acompañaban los gritos de dolor y emoción del pelirrojo.
Un enemigo cada vez más grande trataba de hacerle frente a Chuuya, pero poco podía hacer contra toda la fuerza con la que le atacaba Arahabaki.
El suelo cerca del dios temblaba y el viento procuraba tocarlo lo menos posible. Un graviton se formó en las dañadas manos de Chuuya, y la dirigió hacia el pobre hombre que tuvo la estupidez suficiente de despertarlo.
El cuerpo de Chuuya se envolvía de quemaduras brillantes, su cabello antes naranja estaba cubierto de una capa liquida roja. Mi mente y cuerpo se separo, y mientras mi mente seguía analizando el estado físico de Chuuya, mi cuerpo corría a taclear el pequeño cuerpo que no tuvo tiempo de reaccionar.
Cerré mis ojos al impactar contra el suelo, pero no los abrí de nuevo. ¿Qué pasaba si los abría y lo único que veía era el cadaver de Chibi? ¿Qué iba a hacer entonces? Mi mente se contaminó de malos finales, y mi corazón se achicaba afectado por esos pensamientos. Justo en ese momento se instaló una aguja de culpa en mi corazón , que poco a poco se iría haciendo más grande.
—Oi, quitate gordo —escuché una grave voz susurrar.
Abrí los ojos con sorpresa, Chuuya respiraba con dificultad, estaba cubierto de sangre y parecía que se desmayaria en cualquier momento. Yosano llegó y se arrodilló enfrente, e inmediatamente coloco las manos en el pecho de Chuuya, lista para utilizar su habilidad.
Recorde entonces que tenía personas esperando indicaciones. Volteé hacía atrás, mirando a una pelirroja que tenía un gesto de preocupación.
—Tienen que llevar a Ranpo al edificio que esta más enfrente. Ahí encontrarán al lider de los chimuu, a partir de ahí Ranpo se encargará.
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Not Enough || Soukoku
FanfictionPorque Chuuya quería lo suficiente a Dazai como para perdonarlo por las cosas que hizo. Y porque Dazai no quería lo suficiente a Chuuya como para dejarlo de usar. TW: Es bastante obvio considerando que Dazai es protagonista, pero habrá menciones al...