Chuuya

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Recuerdo como eran los días después de que usara corrupción. Luego de que Tachihara o Akutagawa me recogieran y llevaran a la sede de la port mafia, me encargaba de darme un buen baño, importandome poco cuanto duraba en la tina y cuanto se arrugaba mi piel.

Los días siguientes Dazai parecía "recompensarme", era difícil saberlo en realidad. Lo hacía muy discretamente y si no hubiera sido por Kouyou, no me habría dado cuenta del cambio en su actitud. Hacía o conseguía cosas que me gustaban, pero escondía esas acciones en una avalancha de burlas.

La verdad era que me hacía olvidar la realidad que vivía en la port mafia, y era el inminente peligro de morir.

Cuando llegamos a Yokohama, Dazai y yo fuimos al bar donde mi yo borracho se confesó. Me gustaría decir que recuerdo esa noche con detalle, que sé que vino era y cuantas copas tomé, que no olvido la "profunda" conversación que mantuve con la momia, pero sería mentir y aunque soy bueno haciendolo, no puedo engañarme a mi mismo.

Si pudiera hacerlo, seguro me convenceria de que la razón por la que estaba en un departamento tan sucio y pequeño como sólo podría ser el apartamento de Dazai era porque, por una vez en su vida, decidio ser amable y prestarme su casa cuando no estaba en condiciones de ir a la mia.

También diría que la razón por la que sólo estaba en ropa interior era porque hacía mucho calor debido al tamaño del departamento, y que el Dazai que fingia estar dormido y que contenía sus risas, estaba a mi lado en las mismas condiciones que yo porque ninguno estaba dispuesto a dormir en el sillón y, como yo, había tenido calor.

—Ya sé que estás despierto, bastardo.—restregue mis manos en mi cara, no podía creer lo que las evidencias apuntaban.

La momia solto una risotada.

—Ay, Chuuya, ¿por qué de tan mal humor? Ayer parecías emocionado, aunque no recuerdo mucho.—se sentó en la cama y se llevó una mano a la barbilla.—Tardaste mucho en deducirlo, yo lo hice a penas desperté.—se rió de nuevo.—Aunque tu cara de shock fue increíble.

Chasque la lengua, no tenía intenciones de seguirle el juego. Busqué mi ropa con la mirada, estaba esparcida por todos lados. Miré a Dazai con sospecha, el sonrió con burla.

—¿Qué pasa princesa? ¿Te da verguenza que te vea en calzones? No veré nada que no haya visto ya, Chuuya.

En contestación, le di un almohadazo en la cara. Aprovechando la efímera ceguera del castaño, tomé mi prenda más cercana, mi camisa blanca.

—¡Auch! Chuuya.—se llevó una mano a la frente.—eso si dolió y más con la resaca.

Comprendí su dolor en cuanto me levanté de golpe, sentí el mundo dar una vuelta y mi cerebro topando con mi craneo acompañado de un dolor punzante en los ojos.

—Mierda.— fue lo único que dije antes de volverme a sentar en la cama. Realmente me sentía mal.

—Karma.—soltó el imbécil.

Decidí que escapar de Dazai iba a quedar en segundo plano, por ahora debía encontrar la manera de vestirme y no vomitar en el intento. 

El sonido de mi celular dio inicio a la cuenta regresiva para que mi cabeza estallara. 

—Apaga esa cosa.—gruño Dazai cambiando su humor drásticamente.

Vi el endemoniado aparato, era Kouyou. 

—Hola, Kouyou-san.—le contesté con voz cansada. Dazai hizo una mueca al mencionar el nombre de mi mentora.

—¿Chuuya, dónde estas? Vine a verte pero no me abriste.

Not Enough || SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora