Acostado en el sofá de la agencia, daba un repaso mental a todo recuerdo que tengo de mi vida, como una forma de auto-terapia. Era la consecuencias de haber visitado la tumba de Odasaku con un propósito hacia la aceptación y no como un intento desesperado de volver estar en contacto con él.
Llegué a varias conclusiones. Una de ellas fue que realmente odio a Mori, odio que me haya obligado a crecer en la mafia, que me haya enseñado cosas que un niño no debería saber, y todo lo que me hizo ser quien soy. La segunda conclusión, que apareció gracias a la primera, fue algo que ya sabía pero no quería aceptar del todo es que no me deberían permitir tener hijos, agarré a un niño abandonado, lo entrené para que fuera un arma perfecta, desquitando con él toda la frustración y aburrimiento que tenía bajo la excusa de hacerlo más fuerte. Podría defenderme diciendo que lo hice como conscecuencia de la crianza de Mori, pero ¿eso realmente me exime?
La tercera conclusión me ayudó a descubrir que, en realidad, si me gustan las naranjas, sólo que la cáscara es terrible. Más allá de eso, realmente disfruté de la compañía de Chuuya, de esos días de verano en donde Chuuya fingia ladridos para molestarme, despertar en la madrugada porque un pelirrojo me llenaba de calor con su fuerte abrazo, y levantarme con el olor del cafe recién hecho.
Pero, desgraciadamente, ya se acerca el invierno. ¡Oh! Esa es la cuarta conclusión, estoy más al pendiente de las estaciones y del clima.
Quiero whisky, dicen que el alcohol quita la sensacion de frío.
—Dazai!—escuché un grito que solo me hizo querer dormir.—¡No me ignores! ¡Si ya has acabado de holgazanear, agradecería que te dedicaras a hacer tu trabajo!
—Kunikida, acabo de salir del hospital— me acurruque más al sillón, preparandome para dormir.
—Saliste hace una semana y media y te encuentras perfectamente, ¿hasta cuando usaras eso como excusa?
—...
Ante la falta de respuesta, el bestie de Chuuya me lanzó un libro a la cabeza.
—¡Haz tu trabajo! La mafia acaba de enviar información, se sabe donde estan los demás miembros de los Chimuu—volvió a gritar.
Esta vez, me levanté y miré a mi alrededor, era un desastre, papeles por doquier, gente entrando y saliendo de la oficina con cajas que contenían más papeles. En el suelo había cientos de envoltorios de dulces que se le habían dado a Ranpo como manera de convencerlo para trabajar, claro, por ser hijo del jefe a él no le lanzan libros a la cabeza.
—Si ya sabemos donde están, ¿por qué seguíamos investigando?—estire mis brazos mientras bostezaba, dirigiendome a mi escritorio.
Como respuesta recibí una mala mirada de Kunikida. Seguro ni ellos saben que estan investigando y solo siguen instrucciones de Ranpo.
Me senté de la manera más incomoda posible, y agarré el buen libro.
Si lo pensamos bien, gracias a mi tienen la información de donde se esconden los chimuu, así que yo ya hice mi parte del trabajo.
Repase los diferentes metodos de suicidio, extrañamente desinteresado, ¿era por qué ya había intentado la mayoría?
No importa, justo ahora estoy escuchando las gotas golpear la ventana, adornando la melodía de los tecleos de Kunikida y Atsushi, oír a Ranpo tirar los envoltorios de los dulces al suelo mientras Tanizaki caminaba de aquí para allá con caja tras caja. Aún con toda la tranquilidad envolviendome, una sensación de angustia se clavaba en mi corazón y hacía mi pecho doler con toda respiración que daba.
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Not Enough || Soukoku
FanfictionPorque Chuuya quería lo suficiente a Dazai como para perdonarlo por las cosas que hizo. Y porque Dazai no quería lo suficiente a Chuuya como para dejarlo de usar. TW: Es bastante obvio considerando que Dazai es protagonista, pero habrá menciones al...