Siempre veía a Dazai riendo con Odasaku. Lo veía cómodo y hasta feliz. Me sentía aliviado de que pudiera ser sincero con alguien, pero también algo celoso.
Éramos compañeros, pero nos llevabamos fatal. Dazai conoció a Odasaku por casualidad y se llevaban de maravilla.
Los días en donde no tenía vino, me quedaba en mi habitación pensando en como Odasaku era lo que Dazai necesitaba. Alguien maduro e inteligente quien pudiera seguirle el ritmo a las charlas intelectuales que a Dazai tanto le entretenian. Alguien que no lo juzgaba o regañaba, sino alguien que sólo ofrecía su apoyo.
Y yo solo era alguien que trataba de terminar la adolescencia con éxito a la vez que procuraba que el ambiente a mi alrededor no me afectara al punto de terminar con un coma etílico.
Si me esfuerzo un poco, puedo recordar cuando me encontre a Dazai sólo en el bar. Al verme me señaló el banco a su lado, me senté y me quedé callado esperando a que hablara.
Esperé por un largo tiempo.
Luego, comenzó a murmurar cosas, aún con la mirada perdida en su vaso de whisky. Me habló sobre su dificultad en conectar con la gente, de su ausencia de objetivos, y como no le encontraba ningún sentido de las cosas.
Una tristeza enorme me embargo derrepente. No sólo por las palabras del desesperanzado castaño, era porque esa honestidad no iba dirigida a mi, sino a otro pelirrojo, a otros ojos azules que no pudiernon acompañarlo esa noche.
Tragué la grande pastilla con ayuda de un poco de agua. Tenía un dolor de cabeza horrible, y los papeles esparcidos por todo mi escritorio sólo lo empeoraba.
Kouyou llegó a mi oficina para liberarme un poco del estrés. Acomode papeles a un lado para que pudiera colocar dos copas y una botella de vino sobre la mesa. Giré la cabeza a los lados tratando de deshacerme de la tensión de mi cuerpo y poder disfrutar correctamente del tiempo con Anee-san.
—Llegas en buen momento, Anee-san.—ella sonrió y se sentó frente a mi.
Abrí la botella y nos la servi a los dos.
—Pensé que tendrías mucho trabajo.—se tapo la boca con su manga para dejar escapar una risita.—No estás hecho para el trabajo de oficina, Chuuya.
Sonreí, llevandome una mano a la nuca.
—Si, supongo que no.—di un sorbo al vino, disfrutando el sabor.
—¿Y cómo te está yendo con el adefesio ese?—preguntó con una ligera mueca de disgusto.
—Uhm, bien, supongo.—di otro trago al vino, tratando de ignorar la firme mirada de Kouyou.
Ella asintió comprendiendo algo.
—¿Debo ejecutarlo?—ante la pregunta, me atraganté.
Tosi un poco, volteando a otro lado.
—¿Qué? No, está bien, es sólo que...
—¿Es sólo que...?—repitió tratando de insitarme a hablar.
—No lo sé. Hay algo que se siente mal, como falso o superficial, no sé bien como describirlo.—di otro trago, ella espero paciente a que le explicara. Me frustre un poco al no encontrar las palabras correctas.—A parte, sigue con sus intentos de suicidio.
—Eso no es nada nuevo.—comentó, sin entender el problema.
—Lo sé, pero se siente...no sé, mal. He estado hablando con uno de sus compañeros de trabajo y él no le da mucha importancia, solo lo toma como una molestia.
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Not Enough || Soukoku
FanfictionPorque Chuuya quería lo suficiente a Dazai como para perdonarlo por las cosas que hizo. Y porque Dazai no quería lo suficiente a Chuuya como para dejarlo de usar. TW: Es bastante obvio considerando que Dazai es protagonista, pero habrá menciones al...