The End

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Recuerdo el inicio de año como algo demasiado lejano, y era algo inevitable recordar el primer reencuentro que tuve con Dazai por aquellas fechas

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Recuerdo el inicio de año como algo demasiado lejano, y era algo inevitable recordar el primer reencuentro que tuve con Dazai por aquellas fechas. Dudas y miedos por la cercanía de Osamu se fueron convirtiendo emoción, similar al de un escritor comenzando un libro.

La emocion se opacó a penas un poco, pero fue suficiente para que todos los problemas que habíamos reprimido y ocultado explotaran en nuestra cara. ¿No es curioso como un solo evento con una sola persona puede causar tanto impacto en nuestras vidas?

Luego de volver a hablar con Dazai después de haber estado evitandolo por semanas, me pregunte que tan buena idea era volver a convivir con él.

Decidí preguntarle a mi fiel y sabia consejera.

"Lo que pasa es que tu crees que la unica forma de convivir con Dazai es siendo su pareja o siendo obligado a trabajar con él. Espero no arrepentirme de decir esto, pero no creo que este mal volver a hablar con ese adefesio, pero llevatelo con calma".

Haciendole caso, el "adefesio" y yo seguimos hablando, irregularmente y por cortos períodos de tiempo, pero intentabamos hacerlo siempre que podíamos.

Las cosas han mejorado.

La brisa que iba y venía aliviaba un poco el calor humedo de la playa.

El mar golpeaba con algo de fuerza la arena, el agua inundaba mis pies hasta la rodilla, y la arena se escabullía entre mis dedos.

El sonido que el mar hacía al moverse era encantador, el clima era cálido y húmedo, pero no llegaba a molestar. La vista no podía ser más perfecta, creo que ese atardecer era el más bello que yo haya visto.

Pero como todo lo bello, tenía sus detalles, que lejos de opacar su belleza, le daba un toque único.

"¿Qué pasa, Chuuya? ¿Le tienes miedo al mar?" se burló aquel que llamaremos "detalle".

Y no, no era que le tuviera miedo al mar. La verdad no sé como explicar esta pequeña condición llamada: no saber nadar.

Nunca necesité saberlo, bastaba con controlar mi propia gravedad para no morir ahogado, pero el desgraciado de Dazai no me dejaba un segundo en paz antes de abalanzarse sobre mi y hundirme.

"Tú le tienes miedo a los perros, no tienes derecho a hablar" replique enfadado, aunque solo recibí una risa por parte del otro.

"Vamos, Chibi, te enseñaré" me ofreció, estirando su brazo hacia mi.

Lo observé con algo de preocupación,  yo era muy pesado, y si algo salía mal lo hundiría conmigo.

Negué con la cabeza a la vez que daba pasos hacía atrás. Estaba bien así, también era divertido quedarse sentado en la arena y esperar a que las olas destruyeron el pequeño castillo que acababa de construir.

Not Enough || SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora