Dazai

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No sé como explicar lo que sentía con la nueva misión en la que me forzaron a participar. Podría decir que estaba emocionado, digo, iba a ir al mismisimo bosque de los suicidios, y también estaría Chuuya ahí. Ese era el problema, Chuuya estaría ahí. No me gustaba admitirlo pero haber roto la promesa con Chuuya sobre nada de suicidios en su casa y por sobre todo, hacerlo casi testigo de mi muerte, me generaba una sensación extraña en el pecho, como si se achicara mi corazón o una aguja lo pinchara.

No sabía exactamente que haría una vez que viera al chaparrito pelirrojo. Si le hacía una broma, no se enojaria, solo fingiria reirse y todo se pondría incomodo, a menos... que sea una muy buena broma que le ofendiera mucho.

Todo el camino pensé en la mejor manera de hacerlo enojar, pero al ver a una alta pelirroja en kimono, supe que si hacía la broma terminaría con piernas rotas y una muerte lenta y dolorosa.

Preferí mejor molestar a Kunikida, pero la diversión me duro poco cuando me enteré quien iba estar en mi equipo.

El comienzo de la misión fue incomoda, Atsushi, Kouyou y yo caminabamos a la profundidad del bosque en un silencio lleno de incomodidad, resentimiento, y desagrado.

Atsushi era el más nervioso de los tres, miraba cada cinco segundos la katana de la mujer. Ella no le prestaba la más mínima atención, en cambio me veía a mi con el desprecio con el que Ranpo ve a los vegetales.

Los árboles eran demasiados, con hojas abundantes que hacían ver el cielo verde. Lo que más me llamaba a atención de aquellos arboles eran sus fuertes ramas, tal vez con la fuerza para soportar tres cuerpos humanos. Lo único malo era que las ramas eran muy altas, Atsushi no me ayudaría y Kouyou primero me cortaba las piernas antes de dejarme morir en paz.

— ¿Cómo se encuentra Kyoka? —la pelirroja se dirigió a Atsushi.

— ¿Eh? Ah, bien, ella está bien. —pudo responder el pequeño tigre a pesar de su nerviosismo.— Ella se quedo en la Agencia debido a que no se sentía muy bien.

— ¿Qué le pasa? ¿Está enferma? Ella nunca ha sido de las que se enferman muy seguido. —bombardeo a Atsushi con preguntas, el pobre no sabía como explicar.

— Es solo un resfriado. —contesté por el.

— Tú no me dirijas la palabra, adefesio. —evitó mi mirada con indignación. 

Levanté las manos en señal de paz, y las llevé a mi nuca. 

Caminamos y caminamos, lo único que nos encontramos fueron unos pocos guardias de los chimuu, de los cuales, Kouyou y Atsushi rápidamente se encargaron.

Todo era muy aburrido, pensé que Chuuya ya habría llevado a Ranpo con el lider de los chimuu, hasta que vimos las bengalas aparecer en el cielo. Estaba atardeciendo, así que no brillaban con intensidad, pero en cuanto las vi, mi corazón se estrujó de preocupación. Inmediatamente, Atsushi se subió a un arbol para localizar el lugar al que debiamos ir.

No dijo nada, solo corrió hacía la direccion. Lo más veloz que pude revise el mapa con las rutas que cada equipo siguió. Si no me equivocaba, era el equipo de Chuuya quien necesitaba ayuda, y para que alguien que controla la gravedad necesite ayuda, la situacion debía estar muy mal.

Trate de correr más rapido, pero era imposible llegar ahí pronto.

— Atsushi, dinos la dirección y adelantate. —le ordene.

— Es para alla —sólo indicó con la mano, lo cual ayudaba, pero no tanto. 

— Bien, cuando vayas, deja un rastro en el camino.

Not Enough || SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora