Capítulo 47 "Mil veces"

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Blake

—No me lo digas—dije, porque no me cabía duda alguna en que el maldito mentiroso fue Colton—Te juro por mi madre y por Alinor que no tengo novia. Es cierto que últimamente he estado con más chicas.de lo normal—admití con vergüenza—pero no tengo ninguna novia—dije la verdad—. Hay una chica en especial—Scarlett me miró y supe que esas palabras le habían dolido, así que me apresure en continuar—. Se llama Cheryl, esa chica que siempre me llamaba cuando estábamos juntos, pero es una informante de Phillippe, me sigue como si fuera mi sombra, no dudo que en estos momentos ya esté buscándome, la gente que me ve con ella cree que es mi novia, pero no es así. Te lo juro Cher.

Ella no me miraba, no lo hacía y eso me causaba desesperación, quería saber los que sus ojos reflejaban, no aguantaba la desesperación de no saber si me creía o si seguía creyéndome un mentiroso.

—¿Por qué no desapareces?—preguntó—. He tratado de olvidarte, de ya no volver a pensar en ti. De dejarte y...soltarte. Pero entonces tú apareces y me dices todo esto, pero luego haces algo que me lastima, pides perdón y haces como si nada hubiera pasado.

—No puedo cambiar lo que hice—me acerqué—pero puedo mejorar, solo dame una oportunidad de arreglar lo que rompí.

—Blake...—me miró fijamente, noté el miedo de sus pupilas—No creo resistir que vuelvas a romper mi corazón.

—Y yo no creo resistir que vuelvas alejarte de mí.

El silencio que inundó el lugar fue gélido y hueco. Scarlett me miró tanto que creí que en algún momento saldría corriendo y me dejaría hundido en el mar de emociones que me ahogaba el pecho en este preciso momento.

—Quiero estar contigo—habló por fin la pelirroja dudativa.

Intenté acercarme por milésima vez en la noche y ella agachó la cabeza dando un paso para atrás.

Ella no me quería cerca y mi cerebro ni siquiera podía comprenderlo, el corazón me martilleaba con esa horrible punzada de dolor, sus cejas se hundieron levemente, mientras apenas y mordió su labio inferior, sus ojos viajaban de un lado a otro y pasaba el peso de su cuerpo de un pie a otro. Scarlett estaba pensando.

—Salgamos de aquí—habló nuevamente aún sin mírarme.

No supe muy bien a lo que se refería ¿Quería que saliéramos del despacho? Tal vez solo era una forma de correrme.

—¿A dónde?—le pregunté.

—A dónde sea—sonrió timida y esa fue mi luz verde.

La tomé de la mano y la saqué de ahí.

En el camino nos encontramos con Elizabeth que le dió una mirada confundida a Cher, pero que a mí casi me estranguló con otra mirada, solo que está era de un profundo rechazo y coraje.

—¿A dónde vas?—le preguntó su amiga.

—Con Blake—le respondió tranquila.

—No me jodas Scarlett, todo lo que te digo te entra por un oído y te sale por el otro—«Ella estaba muy enojada»

—Dejame tranquila Beth—se molestó Scar.

—No te metas—le dije a la morena.

—Tú cállate, estoy hablando con ella—me dijo—Scar piénsalo dos veces...—se puso en la puerta.

—Sí Beth, ya lo pensé mil veces. Ahora  hazte a un lado—comenzó a desesperarse Scarlett.

—No, no me haré a un lado ¡No seas tonta!—le gritó—lo que tienes con este imbécil, por si no te habías dado cuenta, es tóxico y las cosas tóxicas no terminan bien.

—¡Quítate Elizabeth!—le gruño la pelirroja.

Permanecí callado, no quería empeorar las cosas.

—¡Despierta Scarlett, no estás en uno de tus libros dónde el malo se hace bueno solo por amor!—el enojo de ella crecía—¡Este tipo seguirá trayendo problemas!

—No te metas conmigo Elizabeth—le advertí.

—Ese no es tu asunto—quiso detener la discusión Scarlett.

—Claro que es mi asunto, eres maldita mejor amiga. Siempre serás mí asunto—Elizabeth parecía frustrada tras cada palabra que abandonaba su boca.

—¡Nadie te lo está pidiendo!—no creía que era posible que Cher pudiera enojarse más, pero lo hizo.

—¡Necesitas terapia maldita estúpida!—Scarlett retrocedió un paso y apretó los labios con fuerza.

—¡Y tú sigues necesitando medicamentos drogadicta bipolar!—la respiración se le aceleró y supe que era el momento para que esto terminará.

—Harás de tu vida una mierda—sentencio su amiga y ví como el reflejo de las lágrimas le cubrieron los ojos.

—Mi vida ya es una mierda—le respondió—. Arregla primero la tuya y vienes para que hablemos.—fue lo último que Scarlett dijo antes de hacer a un lado a Elizabeth con un empujón.

Salimos de prisa de la casa y cargué a Scarlett para ponerla en mi motocicleta, le dí mi casco y con rapidez arranqué.

Conduje hasta llegar al lugar donde me había ido hace muchos meses atrás. Era el único lugar al que se me ocurría que ella y yo pudiéramos estar tranquilos.

Era un lugar pequeño, pero perfecto para mis necesidades, lo había rentado cuando discutí con mi madre, la renta era casí un regalo, ya que la zona...no era la mejor que digamos y, el departamento tenía muchos defectos, pero me servía y lo había acondicionado a mi gusto, un mes entero me dedique a restablecerlo de la mejor manera posible.

Pinte las paredes llenas de moho de un color azul, compré un sillón mediano de color verde oscuro, tenía una cama que me había dado Archie como regaló, un comedor deficiente con dos sillas y una pequeña nevera que funcionaba a la perfección.

Tenía que admitir que me daba cierta vergüenza traerla aquí, este diminuto espacio era totalmente diferente a la casa de mi madre, la cual siempre estaba limpia y los muebles eran fuertes y lindos.

Al abrir la puerta me quedé en silencio y miré atentamente cuál sería la reacción de Scarlett.

—¿Entonces aquí estás viviendo?—preguntó la pelirroja.

—En realidad, voy y vengo.

No dijimos nada después de eso, Scarlett seguía ebria y hasta este momento me arrepentí de haberla traído, porqué ahora me preocupaba que mañana que estuviera sobria se diera cuenta de que yo sigo siendo un imbécil que no merece tenerla, que saliera corriendo y volviera a tratarme como un extraño, no podía permitir que Scarlett volviera alejarse de mí.

Scarlett se dió la vuelta y me miró con la intensidad en sus ojos, me miró como solo ella podía hacerlo.

Los demonios no entran al paraíso, que gran falacia, yo mismo me encontraba perdido en el paraíso de sus pupilas. Juro que en ese momento toque el cielo con una simple mirada de aquellos iris verdes y azules. Un paraíso personal...mi paraíso personal.

N/A: Helloooo, tenga un lindo fin de semana, les quiero chiques, gracias por leer, comentar y votar.

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