Capítulo 22 "Estarás bien"

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Scarlett

Cuenta hasta diez Scarlett. Relájate.

Uno.

Dos.

Tres....

A la mierda contar. Me va a escuchar. Abrí la puerta del auto de Marcus. Salí y la azote de vuelta.

—¿A dónde vas Scarlett?—Preguntó mi amigo abandonando el coche. 

Me giré violentamente—Voy a decirle a ese imbécil unas cuantas verdades.

—Déjalo estar, vámonos.

—Él cree que tiene derecho a insultarme, solo porque dije no. Y está equivocado.

Marcus se tocó el puente de la nariz—No le des importancia.

Ignoré sus palabras y caminé hasta dar la vuelta en la esquina, por la que había desaparecido Blake.

Mi cuerpo se paralizó, mi pulso se detuvo, para después continuar con su marcha de una manera más rápida, los oídos me zumbaron. Mi cerebro no supo como reaccionar ante la escena que mis ojos le entregaron. Tres tipos corpulentos estaban golpeando a Blake, de una manera tan brutal que solamente provocó que mi sangre se helara...él ya ni siquiera se movía.

—¡La policía!—La advertencia de Marcus me hizo reaccionar. Los tipos sin comprobar lo que mi amigo dijo, corrieron. Dejando al pelinegro tirado a la mitad de la acera.

Entonces corrí. Me tiré al suelo para comprobar el estado de Blake, sus ojos estaban cerrados y su respiración era lenta. Tenía la cara llena de sangre. Las manos me temblaban, tuve unas horribles ganas de llorar, pero me tragué todo lo que pudiera paralizarme de nuevo, con apuro tomé mí celular y llamé al número de emergencia.

Novecientos once ¿Cuál es su emergencia?

¿Qué podía decir? Tuve la corazonada de que esto no fue una simple riña callejera. Obviamente no fue un asalto, porque Blake tenía el celular en la mano. En lo que sea que estuviera metido Blake no podía hablar.

—Acaban de asaltar a mi amigo, le dieron una golpiza...—La voz se me rompió.

—¿Cómo se llama su amigo?

—Blake Jones.

—¿Cuántos años tiene?

Mierda, íbamos en el mismo grado, así qué debería tener la misma que yo.

—Diecinueve.

—¿Puede reconocer sus signos vitales?

Me acerque a Blake. Agarré su muñeca, con dos de mis dedos busqué a tientas su pulso, era muy lento, pero ahí estaba. Puse mi oído en su pecho y su corazón estaba latiendo un poco más rápido de lo normal.

—Esta respirando y aún tiene pulso—le informé a la mujer de emergencias.

—¿Tiene alguna herida de arma blanca o arma de fuego?

Revisé por todos lados al ojiazul y no tenía ninguna herida, de ningún tipo de arma.

—No, solo son golpes.

—¿Dónde están en este momento?

—En la spiral y walls, número diez.

— ¿Con quién estoy hablando?

—Soy Scarlett O'Conell.

—La ambulancia va en camino, no mueva a su amigo.

—De acuerdo, muchas gracias—mí voz sonó más débil de lo que quería.

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