Blake.
Recuerdo que cuando era pequeño deseaba un oso de peluche con todas mis fuerzas. Era hermoso, tenía la nariz rosada, el pelaje muy suave y un lindo tono de café. Recuerdo las muchas veces que se lo pedí a mi padre cada que lo veía en el aparador.
Mi padre decía que no podía tenerlo, porque iba a destruirlo. Él tenía razón.
Cuando por fin obtuve el afelpado juguete, lo deje abandonado y, cuando lo tomaba el oso terminaba sucio o con un agujero, mi madre lo remendaba para que yo pudiera volver a jugar con él, lo cual se convirtió en un ciclo: Jugaba con el oso. Lo rompía. Mi madre lo remendaba y todo eso una y otra vez.
Deseé a Scarlett, hasta tenerla y ahora la estaba destruyendo. Y la sensación no era agradable.
Sus palabras causaban un escozor en mí garganta, sentía que alguna fuerza desconocida golpeaba mis costillas, era indescriptible lo que la hermosa pelirroja me hacía sentir al verla así...tan rota.
—Vete...,por favor—dijo sin mirarme, el cristal de la ventana no me permitía tocarla y eso me desesperaba de maneras abismales.
—Cher, nena...—hablé—. Soy un imbécil, lo siento, no debí haber hecho eso. Es que, estaba tan celoso...
—No tienes porqué estar celoso Blake, para mi desgracia y tú fortuna, solo quiero estar contigo.
—Vamos Cher, déjame subir al auto.
Ella suspiro y apretó el botón que liberaba los seguros de las puertas. Se recorrió y quedó en el lugar del copiloto, su cuerpo estaba tirado de forma que me daba la espalda.
Permanecimos así unos minutos, en silencio. Hasta que decidí jalar sus hombros y abrazarla. Pero ella se hizo a un lado con rapidez.
—No hagas eso—suplicó en un murmullo.
—¿Por qué?
—Porque siento que te importo, pero después me doy cuenta de que no es así.
Silencio.
—No debiste haber golpeado a Colton—habló ella primero, haciendo que rodará los ojos sin que ella se diera cuenta.
—Se lo advertí. Le advertí que no se acercará a tí..
—No puedes hacer eso—me interrumpío—No puedes prohibirle a la gente que se me acerqué. No soy una propiedad, ni un juguete Blake, soy una persona
—Eres demasiado ingenua, para darte cuenta de que sigues gustandole a Colton.
—Jamas voy a corresponderle.
—Me enerva que lo defiendas.
—No lo estoy defendiendo, te estoy presentando los hechos.
—Perdóname, no volveré hacerlo.
—¿En serio?
—En serio—pusé mis manos en sus mejillas, estaban rojas y tenían un montón de pecas por todo el rostro, sus largas pestañas eran como persianas, que ocultaban esos hermosos iris azules pigmentados con un hermoso verde. Sus labios eran como dos fresas, la punta de su nariz era pequeña, su melena roja se asemejaba a la lluvia de fuego que prometía la biblia, cuando llegara el apocalipsis.
Era jodidamente hermosa. Era sexy y dulce, era lujuria, pero también ternura. Y lo más importante, era mía.
La bese con posesión. Lamí su labio superior y mordí el inferior, metí mi lengua buscando la suya. Scarlett no dejaba de abrazar mi pecho.
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Lo Que Somos
Novela JuvenilY me destruyó de la manera más maravillosa y aterradora de todas, porque beso mi alma, llevándose las alegrías, las motivaciones y esperanzas. Porque desnudo mí interior, convirtiéndose en una necesidad...tan fácil me arrancó el corazón. Destruyó mí...