Capítulo 3

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Me desperté por los rayos de sol que entraban por el gran ventanal de la habitación. Me estiré y me incorporé. ¿Qué hora sería?, esa cama era comodísima, ¡había dormido como un bebé! Me acerqué a la ventana y no podía creer la magnífica vista que tenía; ¡toda la ciudad de Ankara!, bueno, gran parte de ella.

Me dí un baño largo y me vestí. Cuando me dispuse a salir de ahí alguien tocó la puerta. La abrí.

-¡Buen día!- Me dijo Nathan.

-Hola.- Dije en un tono casi inaudible. Aún estaba adormilada.

-¿Vamos a comer algo?-Me preguntó.

-Sí, por favor.-

Me rugía el estómago.

Bajamos y nos tomamos el desayuno que estaba incluido en el hospedaje.

-¿Qué haremos hoy?- Me preguntó Nathan dando un sorbo a su café.

-Nada.- Contesté comiendo un trozo de fruta.

-¿Cómo que nada?, ¿por qué?-

-Porque no. Y no sé por qué continúas hablando en plural...

-¿Porque estamos juntos tal vez?- Dijo con un tono raro.

-No, no estamos. Yo me iré y tú seguirás con tu vida y tus cosas.- Dije cortante.

¿Acaso creía que andaríamos paseando y recorriendo la ciudad juntos?, esto para mí no eran vacaciones ni nada parecido.

-¿Qué?, ¿te irás, entonces? Quédate, por favor.-

-No, no puedo, Nathan.-

-Bien, pero dime, ¿dónde tienes pensado ir?- Preguntó.

Me quedé pensando. La verdad era que no tenía ningún lado al cual ir ni dónde quedarme. Si bien tenía algo de dinero no era para gastarlo en hoteles...

-¿Naila?-

-¿Qué ocurre?- Pregunté volviendo a la realidad.

-No me respondiste.- Dijo con una sonrisa de suficiencia en el rostro.

Silencio.

-Bueno, entonces... ¿te parece bien ir al Museo de Arte?. Leí que hay una exposición bellísima y sólo estará aquí por unos días.- Volvió a hablar él.

-Bien, te acompañaré a tu tonto museo.- Dije de mala gana y cruzándome de brazos.

-¡Qué humor!- Dijo él riendo.

Lo fulminé con la mirada.

-Púdrete.

Él siguió riendo.

-¡Vamos cambia la cara! Te ves tan bonita cuando ríes...-

Ese comentario extremadamente cursi me hizo reír.

-¿Ves?, te lo dije.- Dijo él retomando su taza de café.

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Nathan y yo habíamos pasado toda la tarde juntos. Ya habíamos ido al Museo. Nathan no había mentido cuando dijo que la muestra era bellísima. Había demasiada gente por lo que nuestro paso por allí fue bastante engorroso. Después de eso fuimos a comprar helado.

Ahora estábamos caminando por una de las calles más conocidas y transitadas de la ciudad. Hacía mucho calor, por lo que nos sentamos en una banca que había a la sombra por unos momentos.

Mientras Nathan bebía agua yo lo observaba. Tenía la camiseta mojada de sudor.

 ¡Qué bien se ve así...!

Gypsy girlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora