Un final feliz. Fred Weasley y tú.

MOorning

George se estaba tomando con mucho humor la pérdida de su oreja, obviamente a Molly le molestó al principio, pero una vez fuera de peligro, nos hacía reír a todos como de costumbre. Lamentablemente en la batalla perdimos a Ojo loco y quedó claro que Mundungus era un traidor, Bill nos dijo que en cuanto empezó el ataque, huyó como una sucia rata. 

A pesar de la falta de entusiasmo de su parte, decidimos celebrar el cumpleaños de Harry, la buena noticia es que su rastreador se desactivará, así que estaríamos un poco más seguros, además Molly horneó un delicioso pastel de fresas, como había muchos invitados por la boda de Fleur y Bill, Ginny y yo nos ofrecimos como voluntarias a decorarlo. Claro, como era de esperarse, sólo hicimos un lío de betún y chispas de colores que Molly arregló con un simple movimiento de su varita. 

George se paseaba por la Madriguera con extrañas cosas insertadas en el lugar donde debería encontrarse su oreja, cepillos, mangos de tenedores, incluso las varitas de quien se descuidaba. Fred y yo pasábamos todo el tiempo que podíamos juntos, Molly nos puso a todos a ayudar con los preparativos de la boda durante días, teníamos que clasificar los regalos de boda que seguían llegando, Ron como siempre se quejaba, decía que se sentía como un elfo doméstico. Hermione, Ginny y yo nos divertíamos ayudando y los demás Weasley no tenían otra opción, Charlie sería el padrino de William y Gabrielle, Ginny y yo éramos las damas de honor. 

Conocer a Charlie y poder platicar con el de dragones fue increíble, Fred y George seguido hacían bromas de que si seguíamos pasando tanto tiempo juntos, en lugar de magizoologa, iba a terminar experta en dragones como él. Pero simplemente amaba a todas las criaturas mágicas por igual, algo que sólo Charlie entendía. Él resultó ser bastante agradable, al parecer era un poco más serio que el resto de sus hermanos pero sin ser estricto y aburrido como Percy.

Desde hace días nos habíamos asegurado de mantener la Madriguera lo más ordenada y limpia posible, los gemelos tiraban sobre el seto a los gnomos del jardín como en los viejos tiempos e incluso Ron acomodaba y pulía los calderos. Estos días la madre de los pelirrojos se ha asegurado de mantener a Hermione, Harry y Ron lo más alejados y ocupados posible, todos sabemos que su plan es irse solos por mucho que la querida Molly trate de evitarlo. Así que cuando llega de sorpresa el Ministro de Magia Rufus, la casa parece otra, las gallinas encerradas y el jardín limpio.

El ministro habló con el trío de oro un rato mientras los gemelos, Ginny y yo salimos a probar algunos de los nuevos productos de su tienda, incluida una goma de mascar que al hacer bombas, te elevaba en el aire, era muy divertido hasta que explotaba y te llenaba la cara de baba y chicle pegajoso.