¿Regreso a casa?

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Caímos unos sobre otros, alguien estaba aplastando mis costillas, me levanté empujando a los que estaban encima de mí, la arena que estaba a nuestros pies formó una nube gracias a tanto ajetreo, yo estaba furiosa, tanto que le ganaba a mi confusión, prácticamente no conocía a estas personas y me arrastraron con ellos a una playa desierta, cuando me levanté pude observar mejor el lugar, en el risco había una pequeña casa, en el aire podía olerse el mar y a lo lejos se escuchaban las olas rompiendo contra la piedra del risco. 

El sonido calmante del mar fue interrumpido por un sollozo, todos estaban detrás de mí, así que me giré para quejarme, pero la escena que vi me dejó sin palabras, el elfo doméstico que había salvado a los prisioneros había sido atravesado por la daga de Bellatrix, se estaba muriendo y al parecer para todos era importante pues lo rodearon y empezaron a darle consuelo.

Sé que soy insensible, pero no podía gritarles en una situación así, el elfo los había salvado y probablemente a mí también, tal vez si me hubiera quedado, los Malfoy y los demás habitantes de la mansión se habrían dado cuenta de que sabía la verdad, si no es que ya lo habían hecho.

 La chica que venía con nosotros estaba muy débil gracias a la tortura patrocinada por Bella, cuando intentó levantarse se desmayó, el pelirrojo la atrapó entre sus brazos, depositándola de nuevo en el piso. Unos segundos después el elfo había muerto, el chico con lentes se levantó y empezó a excavar en la arena con las manos, mencionó que debía enterrar al elfo como se debe, pero sus amigos no lo siguieron, el pelirrojo estaba cuidando de la chica y los prisioneros más viejos estaban observando, como yo, parados inmóviles. La única que se acercó para sostener el cuerpo fue la chica de cabello rubio, en ese momento al verla, agarrando el cuerpo sin vida de una manera tan gentil, tan pura, llegaron a mí flashbacks de lo que creía eran recuerdos borrados, la misma chica riendo en un comedor enorme, junto con otra chica pelirroja, estábamos felices, las tres parecíamos ser amigas. De pronto otro recuerdo me inundó, en lo alto de una torre, estaba viendo las estrellas, con la misma chica pelirroja. Los recuerdos fueron llegando como una estampida, tan rápido que me era imposible separar los recuerdos verdaderos de las mentiras que habían implantado en mi cabeza.

Todos esos pensamientos juntos me provocaron un dolor de cabeza terrible, lo único que pude hacer era llevar mis manos a las orejas, intentando detener el flujo de imágenes, las rodillas se me doblaron y caí en la arena. Sentí una mano en el hombro y de un movimiento brusco me la quité de encima. 

-¡No me toques!- Le grité a quien fuera que había hecho eso. 

- ________, ¿Qué te ocurre?- Pude distinguir que decía una voz que no reconocí.

Levanté la vista y era un pelirrojo alto, mirándome con expresión de asombro y preocupación. 

Mi respiración era rápida y cuando observé el entorno, una chica un poco mayor, rubia y delgada, estaba ayudando al pelirrojo que aún tenía en sus brazos a la chica desmayada. 

Decidí rendirme y dejar que el pelirrojo me ayudara a levantar, cuando lo observé de cerca pude ver la cicatriz que cruzaba su rostro, pero no me pareció lo más cordial de mencionar a alguien que acabas de conocer. 

Harry, era el nombre al que respondía el chico castaño, seguía cavando la tumba, los demás fuimos llevados a la casa del risco, el pelirrojo más grande ayudó a la otra mujer a cargar a Hermione, supe su nombre gracias a que el chico que la había cuidado todo este tiempo no dejaba de murmurar su nombre mientras le acariciaba el cabello. 

Una vez en la casa, la mujer comenzó a atender a Hermione, Bill, su esposo, nos ofreció ropa limpia y cuando se acercó a mí, me alejé dando traspiés, noté en su mirada que sabía que no confiaba en ellos. 

-Déjame al menos curarte los rasguños, se ven mal, seguro te duelen.- Me dijo Bill con un tono calmante. 

-¿Por qué quieres ayudarme? ¿Por qué me trajeron aquí? ¡Yo ni siquiera los conozco!- Le contesté a la defensiva, pero la verdad es que su mención había hecho que notara el dolor donde el vidrio había dejado heridas y mi ropa empezaba a sentirse pegajosa por la sangre. 

-Porque nosotros sí te conocemos, te buscamos por meses, los Malfoy te tenían captiva, todos creímos lo peor, todos menos dos de nosotros.- Me respondió agachando la mirada.



Un final feliz. Fred Weasley y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora