La nueva niñera

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Los gritos de la bebé no paraban de retumbar en las paredes, así que me dispuse a empezar el día mucho antes de lo que tenía planeado, el idiota de Colagusano ya estaba en la gigantesca cocina de la mansión, por lo que me habían dicho después de perder la memoria y el silencio en la casa quitando los gritos de la bebé, los Malfoy no tenían elfo doméstico, así que Colagusano hacía prácticamente todo, menos cuidar a Delphini, de eso me encargaba yo. Draco, el hijo del señor y la señora Malfoy, había vuelto a la escuela hace unas semanas y el resto de visitantes sólo aparecían de vez en cuando, a veces salía de mi recámara para encontrarme en el pasillo a un hombre lobo que tenía cara de siempre querer comerse a quien se atravesara, otras veces ala madre de la niña se paseaba por la mansión sin siquiera molestarse en ver a la bebé. 

-Dame esa mamila, lo estás haciendo mal- Le dije al feo suplente de elfo que estaba agitando la fórmula de Delphini mientras se la arrebataba. -Mejor ve a hacer otra cosa, yo me encargo de la niña.- 

Exasperada por los lloriqueos constantes, subí a la habitación más alejada del vestíbulo de la mansión. La tenían ahí porque básicamente era un secreto su existencia, los únicos que sabíamos de ella eran sus padres, los Malfoy, Colagusano y yo. 

-Pequeño engendro del mal, traigo tu comida- Le decía a Delphini mientras la cargaba para darle de comer, al principio me sorprendía que Bella no fuera quien le diera de comer, pero mientras pasaron los días después del accidente, me fui dando cuenta de que ni siquiera visitaba a su propia hija por seguir fielmente los pasos de "El que no debe ser nombrado". 

Después de atender a Delphini y dejarla dormida en su cuarto, tenía mucho tiempo libre, así que a menudo salía a pasear por los jardines, a veces me sentaba en la fuente a leer las cartas de Draco, cada semana me contaba cosas del colegio al que asistimos juntos hace unos años, al parecer él era mi amigo desde entonces, sólo que a veces algunos recuerdos parecen borrosos en mi mente y otros nuevos aparecen como un sueño, un poco menos claros pero por alguna extraña razón, se sentían más reales. A veces en mi cabeza recordaba a un chico castaño de Hufflepuff, que andaba por la escuela siempre sonriente y confiado, otras veces recordaba a una chica pequeña y curiosa con el cabello rubio y largo, lo poco que decía eran cosas sin sentido, pero me hacían reír. Pero los recuerdos más confusos eran de un par de hermanos pelirrojos, altos y problemáticos, Malfoy me había dicho que eran un desastre en la escuela y que por eso no les hablábamos, pero siempre se ponía tenso al mencionarlos y ahí acababa la conversación.

Eso fue antes de que me dejara siendo la niñera de la casa para volver a estudiar magia. 

Un final feliz. Fred Weasley y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora