Un final feliz. Fred Weasley y tú.

Final de la guerra

Todos salieron en tropel cuando la procesión de Voldemort venía hacia las puertas principales, los que podían ponerse en ambos pies, al menos. Los Weasley salieron juntos, quedando casi hasta enfrente de la multitud, los profesores que quedaban y la mayoría de los amigos de Harry formábamos un pequeño círculo frente a la entrada del castillo, justo en el borde del patio principal.

Voldemort traía como prisionero a Hagrid, que traía en brazos un cuerpo y lloraba desconsoladamente, el resto de sus simpatizantes venían celebrando y lanzando destellos rojos al cielo con sus varitas.

Neville, que era el que estaba más cerca del grupo de nuestros adversarios, traía consigo el sombrero seleccionador, roto en ciertas partes por culpa de la batalla.

Ginny le preguntó quién era el cuerpo que Hagrid traía en los brazos, pero Neville no podía ver con claridad.

-¡Harry Potter ha muerto!- Gritó Voldemort

-¡NO! ¡NO!- gritó Ginny mientras trataba de correr hacia él, pero Arthur la detuvo fuertemente.

-¡Silencio!- Gritó de nuevo Voldemort- lo mataron cuando huía como una rata, mientras ustedes entregaban su vida por él, les hemos traído su cadáver para mostrarles que su héroe ha perecido. Aquel que continúe resistiendo, ya sea hombre, mujer o niño, será sacrificado junto con toda su familia. Y ahora, arrodíllense ante mí, y se salvarán.

Nadie movió ni un dedo ante su amenaza.

-Draco, Draco, ven. - Lo empezaron a llamar sus padres.

Él lo dudó por un momento, pero luego empezó a caminar hacia ellos, recibiendo vítores de los más allegados al señor tenebroso, cuando volteó hacia atrás nuestras miradas se cruzaron, sabía que podría ver que estaba decepcionada de su decisión, volvió a mirar hacia el frente hasta que llegó al otro lado del patio.

Alguien más empezó a moverse, para mi sorpresa era Neville pero el ejército de Voldemort empezó a reírse y burlarse de él. Pero Neville empezó un discurso tan valientemente que nos dejó perplejos.

-Las personas mueren a diario, hoy perdimos a Harry, pero sigue aquí, en nuestro corazón, con Cho, Padma, Colin, con todos. Su muerte no fue en vano.

De pronto sacó del sombrero seleccionador que tanto había estado cuidando, la espada de Gryffindor, enfrentando a Voldemort. Pero en ese preciso momento Harry, quien seguía vivo sorprendentemente, saltó de los brazos de Hagrid y Draco, que estaba bastante cerca, le lanzó su varita para que se protegiera. La guerra había reiniciado.

Todos se alegraron de que Harry estuviera vivo, giré a ver a Fred y George que celebraron como nunca, pero eso causó temor en los mortífagos, que empezaron a huir cobardemente. Las maldiciones volvieron a volar de un lado a otro y comenzamos a retroceder al castillo.

Charlie y el profesor Slughorn llegaron con varios padres y familiares de la orden y el ejército de Dumbledore, como refuerzos. Los centauros habían abandonado su neutralidad, lanzaban sus flechas con gran precisión, Grawp también había ayudado a Hagrid a liberarse y ahora les ganábamos en número a Voldemort y sus secuaces. Con un solo golpe, Neville cortó la cabeza de Nagini, que voló dando vueltas por el aire y cuando Voldemort dejó escapar un grito de furia, el cuerpo de la serpiente cayó al suelo.

Hice volar por los aires a un par de mortífagos, mientras buscaba a los Weasley con la mirada, cuando logré encontrarlos, Ginny acababa de esquivar una maldición asesina lanzada por Bellatrix, me interpuse entre ellas atacando a Bella, prefería que algo me pasara antes que a Ginny.

-Con mi familia no te metas, bruja de pacotilla. - Le grité mientras le lanzaba maldiciones una tras otra.

Molly me detuvo y me apartó del camino, a pesar de mi insistencia me dijo que me mantuviera detrás de ella.

-Con mis hijas no, perra. – Le gritó a Bellatrix lanzando un último embrujo que la congeló en el aire, golpeándola directo en el pecho, durante unos segundos se vio en sus ojos que sabía lo que acababa de pasar y luego se disolvió en el aire como el polvo al que pertenecía.

El único que quedaba era Voldemort, que entró en duelo con Harry, todos los demás nos hicimos a un lado, sabíamos que si alguien podía vencerlo era él.

Así que observamos mientras sus hechizos se oponían entre sí. El rayo de luz rojo que salía de la varita de Harry al final alcanzó el cuerpo de Voldemort, acabando así con su reinado de terror. El que había sido uno de los magos más poderosos y temidos, acababa de ser derrotado.

Todos corrieron a celebrar, levantando a Harry como si fuera una estrella de rock, todos menos una persona, un alto y guapo poste naranja que me jaló de la mano para llevarme adentro. Fred corría a pesar de su tobillo aún débil, las costillas me ardían de la carrera, pero no paró hasta llegar a la entrada de la que antes era mi sala común, justo donde nos dimos el primer beso bajo el muérdago después del baile de navidad.

-Fred, ¿Por qué me trajiste aquí? Deberías estar celebrando con tus padres, con George, vaya, hasta con Percy que extrañamente volvió a ser una persona normal.

-_____, calla, un segundo, por favor. – Me dijo jugando mientras ponía su mano en mi boca obligándome a callar.

De pronto se arrodilló y mi corazón latió muy rápido sabiendo exactamente lo que iba a hacer.

-_____, me harías el honor de permitirme ser tu esposo, para siempre?

Antes de poder pensarlo grité que sí y Fred me levantó en el aire dando vueltas mientras me besaba. Con la punta de su varita hizo aparecer un hermoso anillo con una esmeralda en el centro que puso en mi dedo.

-Pero Fred, espera, no podemos casarnos a los 20 y 19.- Le dije a lo que él fingió una mueca de dolor dramática.

-¿Por qué no? Quiero estar contigo, quieres estar conmigo, por siempre, por eso se casan las personas.

-Pero...- Comencé a decir, sin embargo me paré en seco, no podía encontrar una buena razón para no hacerlo. -Sí, sí me casaré contigo, ahora vamos a decirle a nuestra familia.