Regreso de la traidora

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Después de mi pelea con Fred decidí no decirle casi a nadie que me iría, sólo tuve que comentarselo a Bill y Fleur, él me intentó convencer de quedarme pero Fleur lo detuvo y sólo me dijo que sabía que no era la última vez que me vería, dándome un cálido y largo abrazo.

Fred accedió a contarle a George por mí una vez que estuvieran lo suficientemente lejos como para regresar a reclamar. Él sabía que no podía lidiar con todo a la vez, era una de sus maneras de cuidarme.

Decidida a obtener respuestas había ideado un plan, regresaría a la mansión actuando como una doble espía, si de algo estaba segura era que Bellatrix querría torturarme para probar lo que les decía, así que sería como matar dos pájaros de un tiro, con suerte me creerían y me dejarían unirme a su lado. No pensaba traicionar a las personas que me habían ayudado y cuidado en estos meses, pero tenía una deuda con Draco que estaba dispuesta a pagar, si su familia sufría a manos de Voldemort por mi culpa, no me lo perdonaría.

Cuando llegué a la entrada de la mansión, dudé por un momento, no quería entrar a enfrentar todo, el dolor que me causarían, la idea de que pudiera o no recuperar mis recuerdos y lo peor, si lo hacía y no era lo que esperaba, ¡qué pasaría conmigo? Pero como todo lo que había hecho los últimos meses, tomé un respiro profundo y enfrenté las cosas que venían delante de mí. 

Luego caminé por el sendero del jardín rodeado de grandes árboles y arbustos perfectamente cortados, me sorprendió que nadie apareciera para detenerme o confrontarme, al llegar a las enormes puertas principales, estas se abrieron ante mí, las cosas se sentían mal y extrañas, mi instinto me decía que me diera la vuelta. El vestíbulo estaba completamente solo, los cuadros de las paredes parecía que te miraban fijamente, juzgándote a cada paso que dabas, debido al vacío de la habitación se podía escuchar un eco que surgía detrás de las puertas que daban al salón. 

Abrí ambas puertas como si se tratara de una entrada triunfal, en la larga mesa se encontraban los principales seguidores de Voldemort, la familia Malfoy, Bellatrix Lestrange, los hermanos Carrow y unos cuantos más que no reconocí, a la cabeza estaba el señor tenebroso, quien hizo un gesto con la mano para acallar a sus invitados, que estaban riendo de algo que probablemente tenía que ver con deshacerse de alguien del ministerio o por fin encontrar a Potter. 

En cuanto me vio, Bellatrix se levantó de su asiento y blandió su varita apuntando directo hacia mí, probablemente no le importaría que alguno de los presentes estuviera en su camino por la posición en la que estaban sentados, aún así lo disfrutaría. Como esperaba, la primera en hablar fue ella, tenía la misma paciencia que un niño en dulcería. 

-Insolente niña, sangresucia inmunda, ¿Cómo osas regresar...- Empezó a gritar

-¡Atabraquium!- Dije mientras de mi varita salía un destello de luz que hizo aparecer una cuerda al rededor de sus muñecas que se apretó lo suficiente para que no pudiera moverse.

Ella soltó un gruñido de coraje pero Voldemort volvió a mandarla callar.

-Calma Bellatrix, hay que reconocer que la niña tiene valentía.

-He venido a servirle a usted, mi señor, Potter y sus amigos me llevaron a la fuerza con ellos, pero en estos meses pude confirmar que su  idea de mantener la sangre pura es lo mejor. Lo ayudaré a deshacerse de ese muchacho y sus amigos.











Un final feliz. Fred Weasley y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora