63

244 26 0
                                    

╔═══━━━─── • ───━━━═══╗

╚═══━━━─── • ───━━━═══╝

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

╚═══━━━─── • ───━━━═══╝

PLACEBOS

════ ❁ ❁ ♡ 🎈 ♡ ❁ ❁ ════

Medicina "para la cabeza". Eddie lo comprendía perfectamente. El señor Keene le estaba diciendo que estaba loco. Pero, respondió, con los labios entumecidos - No, no lo comprendo

- Deja que te cuente una pequeña anécdota – dijo el señor Keene – En 1954 se hicieron en la Universidad de De Paul una serie de pruebas en enfermos de úlcera. A cien enfermos de úlcera se les dio píldoras supuestamente para curarle las úlceras; en realidad, cincuenta de esas personas tomaron placebos. Eran pastillas de azúcar con una cobertura rosa – El señor Keene emitió una risita extraña, aguda, la de quien describe una travesura y no un experimento – De esos cien pacientes, noventa y tres dijeron experimentar una gran mejoría. Y ochenta y uno mejoraron de verdad ¿Qué te parece, Eddie? ¿Qué conclusión sacas de ese experimento? 

- No lo sé – musitó Eddie débilmente. El señor Keene se dio solemnes golpecitos en la cabeza

- Lo que pienso es que casi todas las enfermedades empiezan por aquí. Hace muchísimo tiempo que trabajo en esto; conozco los placebos desde muchos años antes que los médicos de la Universidad de De Paul hicieran ese estudio. Habitualmente son los viejos los que terminan tomando placebos. Los viejos o las viejas van al médico, convencidos de que están enfermos del corazón, de cáncer, de diabetes o cosas así. Pero en muchísimos casos no es cierto. No se sienten bien porque son viejos, nada más. ¿Y qué hace el médico? ¿Puede decirles que son como relojes con los engranajes gastados? ¡Ja! No, a los médicos les gusta cobrar por el trabajo -  Su cara lucía una expresión mezcla de sonrisa mueca burlona. Eddie esperaba que todo eso terminara, de una vez. En la cabeza seguían resonándole unas palabras: "No has tomado, ningún medicamento."- Los médicos no les dicen eso. Y yo tampoco - El señor Keene se rió. Luego bebió un sorbo de su batido - Bueno, ¿Qué hay de malo en eso? – preguntó. Como el chico guardó silencio, él mismo dio la respuesta – ¡Nada de malo! ¡Nada! Al menos... en la mayoría de los casos. Los placebos son una bendición para los ancianos. Y hay otros casos: enfermos de cáncer, de afecciones cardiacas degenerativas, de enfermedades terribles que aún no comprendemos. ¡Algunos son chicos como tú, Eddie! En esos casos, si un placebo hace que el paciente se sienta mejor, ¿Qué tiene de malo? ¿Le ves algo de malo, Eddie?

- No, señor – dijo Eddie. Y clavó la vista en la salpicadura de batido, crema batida y vidrios rotos. En medio estaba la cereza confitada como un testigo acusador en la escena del crimen. Con sólo mirar ese desastre se le volvía a oprimir el pecho

- ¡Entonces somos como Floreal y Pascual, pensamos igual! Hace cinco años, cuando Vernon Maitland tuvo cáncer de esófago y a los médicos se les acabó todo lo que podían darle para el dolor, yo fui al hospital con un frasco de píldoras de azúcar. Era un amigo muy querido, ¿sabes? Y le dije: "Mira, Vernon, estas píldoras son calmantes que están en la fase experimental. El médico no sabe que te las he traído, así que no digas nada. Quizá no dan resultado, pero yo creo que sí. Toma sólo una al día y sólo si el dolor es muy agudo." Él me las agradeció con lágrimas en los ojos. De veras, Eddie. ¡Y dieron resultado! ¡Sí! Eran sólo píldoras de azúcar, pero le calmaron el dolor... porque el dolor está aquí - Y el farmacéutico, solemne, se dio otras palmaditas la cabeza

BLIND LOVE (Ben Hanscom) IT 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora