CAPÍTULO 17

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HOPE

Por fin es viernes, después de una semana complicada tengo dos días para descansar. Así que cuando mi hora de salida llega recojo mis cosas rápidamente. No puedo esperar para darme un baño caliente. Sin embargo, paro de caminar de golpe cuando me encuentro a Keith apoyado en su camioneta.

-Keith ¿Qué haces aquí? -pregunto sorprendida.

-Vaya nena, esperaba un poco más de emoción de tu parte -dice pero sonríe igualmente.

-Lo siento, solo estoy sorprendida -le digo y me acerco a él abrazándolo.

Él aprovecha y me besa poniendo su mano en mi nuca y besándome más profundamente, yo acaricio su pelo y él gime. Abrazo su cuello y me separo lo suficiente para mirarlo a la cara.

-Y bien ¿Qué te trae por aquí, cariño? -le pregunto mientras acaricio su nuca suavemente.

-Nos vamos de viaje -me dice y sonríe cuando ve mi cara de sorpresa.

-¿Qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? -le pregunto y él ríe.

-Bueno, nos vamos de fin de semana, tú y yo -me dice dándome un beso en la frente.

-¿De verdad? -pregunto contenta y él asiente -¿Dónde vamos?

-No, no... Eso es sorpresa -me contesta y cuando voy a hablar me besa.

-Está bien, no voy a preguntar más -le digo y él rueda los ojos porque él sabe tan bien como yo que es mentira.

Me da un beso en la frente y se separa para abrirme la puerta de la camioneta para mí, antes de cerrar la puerta me da un beso. Él se sube al lado del conductor y pone marcha a nuestro destino, sea donde sea.

-Carió -lo llamo y él me mira, esperando que hable -¿Qué pasa con mi equipaje?

-No te preocupes, nena, me he ocupado de todo -contesta él y yo me relajo.

Confío en él y si dice que se ha ocupado de todo, le creo.

Llevamos un rato en un silencio cómodo, escuchando la radio, intento mantenerme despierta, pero estoy muy cansada. Abro los ojos cuando Keith pone una mano en mi rodilla.

-Duerme, nena -me dice suavemente y eso hago.

Cuando me despierto ya ha anochecido. La mano de Keith sigue en mi rodilla, pongo mi mano encima de la suya y entrelazo nuestros dedos. Él me mira y me regala una sonrisa.

-Bienvenida de vuelta, nena -dice mientras se lleva nuestras manos a los labios y las besa.

-¿Cuánto he dormido? -pregunto sobando mis ojos.

-Casi una hora -contesta.

-Estaba muy cansada -le digo acurrucándome en el asiento.

-Lo sé.

No decimos nada más, disfrutamos del silencio y de la música que suena en la radio. Aún no sé dónde vamos y no dudo que volveré a preguntarle.

Miro a Keith, que está concentrado en la carretera. Su perfil es hermoso, la mandíbula marcada, labios gruesos, nariz recta... En definitiva, un hombre hermoso y sexy, muy sexy.

-¿Quieres una foto, nena? -pregunta burlón.

-Sí, de hecho, sí -le digo y saco mi móvil y le hago una foto.

Su cara de asombro me hace reír. Después de eso seguimos hablando de todo un poco hasta que llegamos a nuestro destino. Ahora la que está asombrada soy yo.

-¡Vaya! -exclamo al ver la impresionante cabaña. Es una cabaña grande que tiene un camino de cemento hasta la puerta, es resto es naturaleza. Además, hay un lago precioso al fondo.

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