15| Planes

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1997

-¡Han vuelto a fallarme! ¡Me han traicionado! - exclamó Tom Ryddle paseándose de un lado a otro bajo la mirada de Gallert y Erick Grindelwald, ambos vestidos de negros y mirándolo fijamente- Realmente son unos idiotas, maldigo la hora que los engendre y son mis hijos... - el hombre miró al joven que con su mirada inexpresiva que generaba terror a todos sus seguidores- ¿Por qué mis hijos no pudieron ser como tú?

Erick sonrió internamente mientras que Gallert miró de reojo a su hijo con cierto orgullo, luego Grindelwald miró a su amigo.

-Desafortunadamente tus hijos jamás te fueron fieles, nunca los trataste de una manera que hiciera que se sintieran protegidos por ti o por Bellatrix. Te hiciste su primer enemigo y a la primera oportunidad tomaron traicionarte con el único objetivo... - Tom lo miraba y negaba con la cabeza sabiendo que todo era verdad- Matarte.

Tom se dio media vuelta con enojo. Todo era cierto, maldecir la hora que había tenido hijos, tomó una copa de cristal y la arrojó hacia la pared estrellándose en ella y rompiéndose en mil pedazos.

-Debo protegerme-negó el hombre Ryddle con cierto temor en su voz- Si ellos descubren todos los horrocruxes me mataran lentamente y no podré hacer nada para detenerlos.

-Tranquilo tommy- soltó Gallert y le sonrió, el hombre lo miró de reojo- Mis hombres buscarán a los chicos para evitar que sigan destruyendo los Horrocruxes, te salvaremos.

Tom le agradeció con una sonrisa a su amigo y luego abandono la Mansión Grindelwald al decir que debía proteger a Nagini. Cuando el hombre se fue, Gallert coloco una barrera en sus territorios para que le avisara si el hombre regresará, Erick lo miró interrogante.

-¿Encerio vamos a ayudarle? ¿Después de que por años te haya tratado como menos poderoso? Es nuestra oportunidad para que nuestro apellido sea el único temido en el mundo mágico. Los Ryddle ya traicionaron a su padre ¿Por qué nosotros no?

Gallert le sonrió a su hijo. Amaba su ambición.

-Porque en realidad nos ayudaremos nosotros mi niño- explicó el hombre y Erick frunció el ceño- Nosotros le "ayudaremos" a esconder sus horrocruxes para que nadie los destruya. Sin embargo, nosotros siempre sabremos su origen y seremos quienes los destruyan, mientras tanto tú evitarás que los mocosos esos logren encontrarlos.

Erick asintió con la cabeza entendiendo el plan. Sonrió de lado al imaginar la cara de pondrían los Mellizos al volverlo a ver, el se encargaría de hacerles esa búsqueda imposible aunque al final quisiera o no los ayudaría.

-Bueno, pero será como yo lo diga. Quiero ser quien los torture y después los mate, yo y nadie más. Y exigo algo más: la varita de saúco.

Gallert le sonrió a su hijo e hizo un movimiento con la cabeza aceptando esa condición. El joven sonrió ampliamente y junto sus manos pensando en cómo matarlos.

AVADA KEDAVRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora