11| El juego de los Ryddle

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Aquella noticia no la tomó nada bien Tom Ryddle al enterarse que sus hijos tendrían que ir a una escuela más lejana, sin embargo, para Gellert había sido la mejor  noticia que había recibido en su vida.

-Lo odio-exclamó Víctor Ryddle mientras cerraba la maleta llena de sus pertenencias- ¿Por qué se nos tuvo que atravesar en el camino? ¿Por qué simplemente está vivo?

Delphini rodó los ojos mientras escuchaba a su hermano quejarse y quejarse.

-Si tan solo supiera la debilidad de ese malnacido...- susurro para sí mismo, cerró el equipaje  y se sentó en la cama- Ya teníamos todo aquí, el poder de toda la escuela y se nos ha sido arrebatado.

Los ojos negros de Víctor se posaron en su hermana quien estaba de espaldas mirando su baúl. Una idea demente igual que su madre se coloco en su cabeza y sonrió.

-Oye Delph, tal vez podriamos divertirnos con Grindewald.

-¿Vamos a matarlo? - pregunto la joven y lo miro- Es una gran idea, desde que lo conocí he querido explotarlo y ver como sus ojos pierden ese brillo de la vida-sonrió.

Su hermano negó con la cabeza.

-Lo mataremos hermanita, eso te lo aseguro. Sin embargo, todo mago tiene su debilidad, tal vez tu podrías... - alzó sus cejas con diversión.

-¡No Víctor! ¡No me enredare con Grindewald!

-¡Vamos, será divertido! - exclamó su hermano-Tu te diviertes y yo también.

Delphini lo miro fijamente y luego señaló la puerta.

-Largo, quiero cambiarme.

-¿Eso es un si?

-¡Largo! - ordenó la joven.

Víctor tomó su varita y salió del dormitorio, Delphini lo miró partir y regresó su vista a su equipaje, frunció el ceño ante la idea demente de su hermano. Era una locura.

La joven sonrió de lado aceptando el plan tonto de su hermano.

AVADA KEDAVRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora