20| Rechazo

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Erick miró a Bellatrix por algunos segundos que para el fueron interminables, cerró sus puños y sintió en su mano izquierda el anillo plata clavarse en su mano.

-¿Mi madre? - alzó una ceja el joven queriendo verificar si había escuchado mal.

Hermione dejó de intentar soltarse de las esposas con la ayuda de un pasador que quito se su cabello, miró a Grindelwald, este tenía un rostro de confusión... ¿Acaso no conocía a su madre?

-Si, esta afuera- señaló Bellatrix la puerta y destapó uno de los chocolates que estaban sobre la mesa, Erick la miró pero sus pensamientos vagaban a otros lados- ¿No te importa, verdad? - preguntó señalando los dulces que tomaba.

-Nunca me importo, nunca le importe - hablo para el mismo, Bellatrix alzó una ceja y tomó el chocolate guardandolo.

-Me retiro, me llevaré a la sangre...

-Ella se queda aqui-ordenó Erick y la miró- Puedes retirarte- habló recobrando su postura, se jalo el cuello de la camisa negra con nerviosismo, Bellatrix frunció el ceño sin dejarlo de ver- ¡No te quedes ahí parada, que te le largues dije!

La mujer se encogió de hombros y se encaminó hacia la puerta, antes de salir le lanzo una mirada a Hermione y está a ella, con una mano Bellatrix simuló que la mataba y luego sonrió cerrando las puertas.

Erick se dio media vuelta en la silla giratoria dándole la espalda a Granger, tomó un cigarrillo que tenía en uno de los bolsillo y lo encendió. Lo habia comprado cuando había ido al mundo muggle, le interesó aquello que hacían los muggles, al principio creyó que era una tornería. Meter humo a cuerpo y luego soltarlo, pero cuando lo probo esa idea cambió.

-Mi Lord... - habló Scabior entrando a la habitación, Erick hizo un sonido con la boca y Scabior siguió- Leta Lestrange.

Erick cerró los ojos por unos segundos y luego los abrió, soltó un suspiro discreto y le dio la vuelta a la silla. La mujer que estaba a lado de Scabior entreabrio los labios, tenía un cabello castaño y corto, su piel era muy blanca y sus ojos negros se colocaron en los del jover. Grindelwald golpeó levemente el cigarrillo sobre el cenicero de cristal.

-Puedes retirarte- soltó y el humo del cigarro salió por su boca al hablar.

Scabior hizo una reverencia, antes de salir miró a Granger y le sonrió.

-Mi Lord ¿Que hacemos con la chica?

Erick despejó sus ojos de Lestrange y miró a Granger por algunos instantes, los ojos de Hermione le rogaba que no le hicieran nada.

-Llevala a las celdas de la casa, si alguno la toca, los mato- señalo a Scabior.

Scabior asintió, tomó a Granger de los brazos obligándolo a levantarse y salieron por la puerta.

-Toma asiento- ordenó Erick y la mujer lo hizo sin dejarle de sonreír- ¿Que quieres y que haces aquí?

-Hola hijo.

"Hijo" esa palabra hizo que sintiera un dolor en el pecho. La miró sin hacer alguna mueca.

-No me llames hijo- ordenó sin dejarla de mirar- No soy tu hijo y tu no eres mi madre.

La mujer asintió con la cabeza.

-Se del daño que te he hecho...

-Tu no sabes nada. Me abandonaste- soltó con tranquilidad, quería que ella creyera que su abandono no le habia dolido, pero su lo hacía- Tal vez me hiciste un favor al dejarme con mi padre... - golpeó el cigarro con el dedo y cayó en la mesa algunas cenizas- ¿Que quieres?- y se llevo el cigarrillo a la boca.

-Estar a tu lado. Se que lo que hice estuve mal, te abandone pero quiero arreglar todo lo que provoque. Tu no sabes lo difícil que fue para mí dejarte solo...

-No se nota- soltó Erick y sonrió gelidamente- Yo te veo muy tranquila, como si solo hubieran pasado un año  y no dieciocho...- la miro y apoyo sus brazos en la mesa- ¿Que quieres? ¿Dinero? ¿Protección? ¿Ayuda psicologica?

-Quiero estar contigo...

-Eso no te lo puedo dar- negó con la cabeza y apago el cigarro aplastandolo en el cenicero, se levantó de la silla- Ahora, si sólo has venido a eso, puedes irte- señaló la puerta.

-Pero Erick....

-¡Señor! - habló Scabior entrando a la sala y lo miró- Uno de los guardias ha querido propasarce son Grenger y...

-¡Tontos, incompetentes! - exclamó y salio del lugar, antes de irse la miro- Ya vete.

AVADA KEDAVRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora