CAPÍTULO 29

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No duele la bala, duele quien la dispara.

Yuta se puso nervioso por alguna razón cuando JungSoo y el resto del equipo hizo acto de presencia en la estación de nuevo y se quedó de pie a unos metros del elevador, viéndolo a él trabaja en la computadora y a DongYoung leyendo unos documentos

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Yuta se puso nervioso por alguna razón cuando JungSoo y el resto del equipo hizo acto de presencia en la estación de nuevo y se quedó de pie a unos metros del elevador, viéndolo a él trabaja en la computadora y a DongYoung leyendo unos documentos.

Era como si supiera que ellos dos...

—KyungSoo... recuérdame la próxima vez que nadie debe quedarse aquí cuando vayamos a salir—señaló al nombrado. Las palabras hicieron que ambos chicos se avergonzaran, dejando que sus mejillas se tornaran rojizas y Dong se cubriera el rostro con las manos—. Bueno, ahora me dejaron claro que de verdad hicieron eso. Siempre funciona—sonrió orgulloso.

SeHun soltó una sonora carcajada al mismo tiempo que JongIn, que trataron de ser lo menos ruidosos posibles ante la trampa que el jefe del caso le había hecho a aquel par de atrevidos. Yuta se sintió terriblemente avergonzado por haber sido descubierto ¿tan mal actuaba?

A ese paso todos se enterarían de su verdadera identidad por descuido suyo. Se preguntaba cómo diablos aquel hombre lleno de cicatrices había sacado esa idea para hacerlos confesar de algún modo sin necesidad de abrir la boca y solo leyendo el lenguaje corporal que fue el que los delató con prisa.

—Por cierto, hay cámaras... con visión nocturna. Le diré a SeungChan que no vea las grabaciones de hoy...—y otra vez las risas de aquellos dos volvieron a escucharse.

KyungSoo era el único que no se reía ni parecía divertido con la situación, porque hasta le dio un manotazo a la espalda de JongIn diciéndole entre dientes que dejara de ser tan inmaduro. Así que optó por obedecerle y recobrar su postura seria, asintiendo un par de veces y yendo a acomodarse para continuar con el trabajo. No quería que su marido se cabreara mucho.

—Creímos que tendrían hambre así que trajimos un par de hamburguesas para ambos. No llegaron las bebidas porque ese par de idiotas se las bebieron—suspiró yendo a sentarse en un sofá individual con la mirada del japonés encima.

Estaban apresurándose en acomodar todo para que Yuta volviera al internado la semana entrante, lo haría sin HanSol, volvería solo porque a su compañero no le querían dar el alta todavía por su fractura y las suturas en su cabeza; sin embargo, les aseguraron que estaba en buenas condiciones y totalmente lejos del peligro.

Solo debía tomar unos medicamentos y cuidarse para evitar que la herida en su cabeza se abriera o que su brazo recibiera golpes cruciales que impidieran su sanación. Yuta desconocía por completo el estado actual de aquel chico a quien casi asesina por accidente. Solo le informaron sobre el reposo que debía mantener.

Debía pedirle disculpas y comprarle algún café o algo para que le perdonara, porque estaba realmente arrepentido. HanSol lo odiaría por siempre al haberle hecho tal cosa como esa. Seguía sintiéndose muy culpable. Encima él nunca lo trató mal, siempre estuvo cuidándole la espalda...

NEO ACADEMY || PRIMER LIBRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora