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Fate finally brought you to me.


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Nina estaba segura que todo lo siguiente al ver a su padre fue borroso, su cuerpo reaccionó automáticamente y desapareció, pero sintió a su padre también, Nina tuvo que cambiar el lugar en el que pensó dejándola en algún callejón de Saint-Yves. El aire frio golpeo su cuerpo haciéndola estremecerse, su mano se aferró a su varita ante el sonido de pasos, pero era normal, desde donde estaba podía ver pasar a las personas, era un ligero alivio saber que logró huir, pero eso no quitaba el nudo al no saber qué pasó luego de haberse ido.

La vidente dejó de aferrarse a su varita antes de caminar con la intención de salir del callejón, pero la figura de alguien entrando la interrumpió, era una adolescente quien alzaba sus manos al verse apuntada por la varita.

— No te hare daño.

— ¿Por qué confiaría en ti? —cuestionó sin dejar de apuntar al cuello de la joven.

— Mi abuela dijo que podrías presentir el peligro, siéntelo. —murmuró entonces Nina bajó la varita al comprobar que era cierto, sin embargo, el ceño fruncido de ella no se fue— Yo no tengo un don como ustedes, ni soy bruja, no podría lastimarte. Sígueme.

Nina la miró unos segundos antes de comenzar a seguirla hasta una cafetería a unas calles más abajo de donde apareció, para la vidente todo era extraño e incluso seguía dudando de la joven de cabellos rojos. La cafetería estaba llena de personas que no dudaron en saludar a la adolescente, pero eso no era suficiente para dejar tranquila a Nina.

Ambas caminaron hacia la parte trasera de la cafetería por donde subieron unas escaleras, Nina percibió la música jazz que con cada paso se hacía más fuerte, al llegar a la planta de arriba una mujer de cabellos canosos movió su cabeza hacia donde ambas jóvenes se encontraban, Nina vio a la mujer sonreír.

— Meissa, el destino al fin te trajo a mí.

— Ella es casi como tú. —dijo la de cabellos rojos al ver el semblante de Nina— Es ciega, pero puede percibir todo lo que ocurre, su don son sus ojos.

— ¿Cómo es eso posible? —cuestionó aun cuando sabía que cosas como esas cosas eran posible pero luego frunció aún más el ceño— ¿Cómo sabe quién soy?

— Si tienes tiempo me gustaría hablarte sobre tu condición, nuestra condición. —habló, su voz tenía un tono suave algo que contrastaba con su semblante serio— Mi niña, ve a preparar un té.

— Lo siento, aún no me ha dicho su nombre.

— Feyre. —se presentó antes de sonreír— Tienes un nombre interesante, Meissa.

Silhouette [3] ➳ Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora