v. xx

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I saw him in you.


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Había una súplica silenciosa en cada persona que tenía su varita en mano; que sus conocidos siguieran bien. Cada uno los que estaban arriesgando su vida esperaban que todo terminara y todavía estuvieran las personas que querían, que todavía tuvieran cinco minutos más con ellos. La vida de verdad era una perra, pero eventos como estos era en los que parecían apreciar aquellos momentos y a las personas con las que vivieron esos momentos.

Cualquiera en el castillo solo podía pensar en todo lo que pudieron haber hecho para tener esos cinco minutos más, lo mucho que les habría gustado decirles que los querían, que fueron importantes o especiales, tantas cosas que pasaban por las cabezas de todos, pero también cruzaba la dura realidad de que probablemente al otro lado del castillo este el cuerpo sin vida de la persona por la que seguían luchando.

Era difícil aceptar eso, pero mientras caminaban por los escombros y cuerpos cada vez era una realidad a la que tendrían que abrazar, personas que una vez se cruzaron en tu camino, que rieron contigo, que compartieron asiento podían haber dejado ya de luchar y ahora solo estaban a la espera de ser encontrados.

Ninguno estaba listo para despedirse de un amigo, de su pareja, de un familiar, Nina Black conocía ese sentimiento mejor que nadie, la vida definitivamente es una perra con ella, si tuviera la oportunidad de quejarse con quién decidió que así sería su vida lo haría, incluso lo golpearía, porque ahora mismo ella también pedía que a quienes consideraba la única familia que le quedaba todavía siguieran peleando.

El sonido de una pared caer resonó en el pasillo, Nina alzó la mirada del cuerpo de alguien quien una vez fue víctima de una de las bromas de los gemelos, un niño de Hufflepuff quien no pudo escapar de la muerte, la mano de Nina se aferró a su varita cuando vio a la persona frente a ella, ninguno se movió, pero ambos estaban alertas.

Sin embargo, cuando los hechizos comenzaron a lanzarse Nina no pudo evitar que uno de ellos la enviaran hacia una de las paredes y la dejaran en el suelo ante el golpe que recibió.

— Nina. —dijo Garrett Thompson con una sonrisa macabra en su rostro mientras caminaba hacia ella, quien con dolor se removía entre las piedras— Les pedí que no te tocaran, que sería yo quien terminara contigo.

— Tienes muchas ganas de verme muerta.

— Sin embargo, no siempre fue así. —murmuró el hombre— Te consideré mi hija, presumía de lo inteligente y capaz que eras, veía ese brillo en tus ojos, ni siquiera cuando aquella maldición apareció dejé de pensar eso, pero terminaste siendo igual a él, incluso antes de saber la verdad lo sentí, lo vi a él en ti, quería que fueras diferente, pero eres igual a ellos, intenté criarte bajo mi criterio, mi pensamiento, pero tu madre era una traidora de la sangre.

— No hables así de ella. —musitó, pero él dejo salir una risa.

— Fue un placer ver cómo la vida se iba de su cuerpo, igual que la de tu asqueroso padre. —la mano de Nina se movió y lo envío a una de las paredes, pero eso solo lo hizo reír más, la mano de Nina alcanzó su varita sin despegar la mirada del cuerpo de Garret— Debiste verlo, tenía la misma sonrisa petulante, esa sonrisa que heredaste de él, cada rasgo en tu rostro me recordaba a él.

— ¡No hables de él! —gritó.

— ¿Te molesta? —inquirió antes de sonreír y alzar la mano, pero su varita salió volando antes de que pudiera hacer algo— Tu madre solía tener la misma reacción, se alejaba cuando se hablaba de los Black. ¿Te has preguntado por qué huyó? ¿Por qué las dejó?

— No me interesa.

— ¿Estás segura? —preguntó— Todos sabían que era un cobarde, por eso las dejó, ni siquiera él...

— ¡Avada Kedavra! —gritó dejando que el rayo golpeara el pecho de Garret Thompson, su cuerpo entonces cayó entre los escombros del pasillo, quién provocó tantas horas de llanto y dolor había terminó como un cuerpo frío y sin vida junto al de otros, Nina lo miró no hubo dolor, ni lágrimas, ni gritos.

El silencio volvió a invadir el pasillo Nina bajó la varita lentamente antes de que se desplomara y sus rodillas golpearan el suelo lleno de piedras que quedaron dispersas ante la destrucción. Las manos de Nina empezaron a temblar con suavidad, sintió náuseas, pero poco a poco aquel sentimiento se escapó al sentir como si un peso se hubiese liberado de sus hombros.

Llamarlo venganza habría sido la palabra correcta para decir lo que hizo, no fue en su defensa, fue en venganza por todo lo que tuvo que vivir, por quitarle las risas que una vez hubo en su casa, por quitarle a sus padres, Nina definitivamente llamó venganza a la muerte de Garrett. Lentamente se levantó del suelo, dejando que sus piernas la alejasen de aquella escena.

Aquel lugar fue abandonado dejando solo rastros de destrucción, lo que una vez fue un glorioso castillo ahora comenzaba a quedarse en pedazos, dejando solo el recuerdo en la cabeza de cada estudiante, el ruido lejano de todo lo que estaba sucediendo era de las pocas cosas que traían de regreso a quienes se quedaban dentro de sus cabezas.

Entonces bajo cada uno de esos recuerdos que Nina percibía mientras caminaba algo vino a su cabeza, algo que no veía en tanto tiempo regresaba, ella podía jurar que sintió su corazón dejar de latir, no podía negar lo que vio, no podía pensar en otras cosas porque debajo de aquella escena hubo voz susurrando un nombre, lo siguiente a eso fue sentir como el mismo corazón latía con fuerza mientras corría por los pasillos del colegio apartando a todo el que se entrometiera en su camino.

Una petición silenciosa surcaba sus pensamientos nuevamente, rogaba ser escuchada pero frente a ella estuvo la imagen que aquella pared siempre le había estado intentando mostrar.

— ¡Fred!

Silhouette [3] ➳ Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora