epilogue

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epílogo 
For the boys in nineteen years.


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La vida es una serie de eventos impredecibles, pero ciertamente eso era lo que hacía que fuera más interesante el querer seguir de pie incluso si la misma ha causado tantos golpes, por supuesto que nadie diría que resulta fácil, definitivamente no era fácil, tras un golpe venía un momento de duda y dolor, querer rendirse no está mal, no es de alguien débil el querer dejar atrás ese dolor, hay personas que entienden mejor aquel sentimiento que otros.

La vida seguía siendo una serie de eventos impredecibles, incluso para alguien que poseía el don de ver el futuro, con el pasar del tiempo era más fácil entender que las cosas podían cambiar, una pequeña acción podía ser el detonante de algo mucho más grande, era una incertidumbre con la que a veces tenían que cargar, quizás eran esas mismas personas quienes más luchaban con el dolor y la impotencia de los golpes que la vida era capaz de dar.

Y así como la vida era impredecible el camino para poder sanar lo era mucho más. Perderse y encontrarse era un proceso que resultaba largo, le tomó mucho tiempo a Nina Black para que alguien más que no fuera Fred Weasley la tocara, en su cabeza todavía podía sentir el dolor que personas ajenas a ella le provocaron, era un constante recuerdo sobre todo cuando su mirada se posaba en la frase que Lestrange dejó en su brazo.

Incluso en las noches sus sueños seguían siendo perseguidos por la presencia de lo que Lord Voldemort y sus seguidores causaron, despertarse en medio de la noche con la respiración agitada resultaba ser una costumbre, ir a las afueras de la pequeña casa en medio de la nada y sentir el frío de la madrugada antes de que una cobija cayera sobre ella a causa de que cierto pelirrojo sintiera su ausencia en la cama.

Encontrarse, esa era la cosa más difícil que le dijeron, ni siquiera podía recordar quién era antes de que todo se cayera a pedazos, ¿A quién iba a encontrar si no podía recordar? Se preguntaba constantemente y esa pregunta la atormentaba. Encontrarse fue la parte más difícil, pero en ese proceso se dio cuenta que la persona que una vez fue era gracias a cada una de las personas que se quedaron a su lado, incluso quienes ya no estaban físicamente con ella.

Regresar a casa fue aterrador, no podía enfrentarse ante la mirada que le iban a dar, de hecho, no sabía ni que iba a decir cuando volviera y tuviera a esas personas frente, pero no tuvo que decir nada, la sonrisa y brazos abiertos de Molly Weasley al entrar a la madriguera después de tanto tiempo le hizo saber que no tenía que decir nada, no tenía que dar explicaciones, ninguno dentro de esa casa las necesitaba, tampoco las querían, lo único que necesitaban era tener a Nina junto a ellos.

Quienes la recibieron con una sonrisa eran quienes necesitaba para encajar una pieza en aquel rompecabezas que estuvo armando desde el final de la guerra, fue la calidez que sentía entre ellos lo que terminó con las largas noches de pesadillas, las imágenes involuntarias en su cabeza, el terror de que alguien estuviera cerca incluso si era alguien conocido, las personas que dejó atrás eran la familia que no importaba que tan rota estuviera siempre iban a estar para ella.

Y no podía estar más que feliz de poder seguir compartiendo con ellos, de poder entregarle al futuro Weasley que venía de camino una familia en la que pudiera apoyarse.

Perderse y encontrarse, incluso después de tanto tiempo seguía pareciendo una de las cosas más complicadas, querer renunciar y dejar todo atrás era un sentimiento con el que Nina Black estaba muy familiarizada, ella podía entender ese sentimiento, podía comprender como era ser consumida por eso, todo lo que pasó la convirtieron en la persona que era actualmente.



─ ✦ ─



La vieja casa de la honorable familia Black siempre fue un lugar oscuro incluso para los primeros habitantes de dicha familia, era un lugar que no guardaba los recuerdos más felices, lo único que le quedaba de vida y recuerdos eran las personas que estuvieron ahí y por sus cabezas pasaba la imagen de alguno de sus integrantes, para muchos un recuerdo feliz y para otros uno que todavía seguía cargando un deje de tristeza.

Sin embargo, en sus tantos años de historia la casa ubicada en el 12 de Grimmauld Place jamás se habría sentido tan cálida como cuando la presencia de cierta integrante de la misma familia llegó a ella. Lo que antes fueron unos pasillos oscuros ahora tenían vida, los colores opacos cambiaron por unos más claros, los cuadros por unas fotografías, incluso el retrato de la matriarca de la familia que fue casi imposible de sacar de su pared ahora contaba con un sitio solo para que ella estuviera ahí reposando, uno quizás mucho más bonito que el lugar donde estaba.

No podían cambiar el trágico final que mucho de sus integrantes tuvieron, cambiar aquel sitio no iba a hacer que las cosas hubiesen mejorado para ellos, pero si lo haría para quienes todavía tenían tiempo, borrar los recuerdos que había en esa casa para traer otros mejores.

La casa donde una vez se pudo escuchar lamentos silenciosos, gritos, lágrimas, donde hubo odio y desprecio ahora estaba llena de carcajadas y amor, algo que definitivamente la casa de los Black nunca vio hasta que Nina Black estuvo ahí.

La mujer de cabellos castaños y ojos que poseían el mismo brillo que caracterizaba a uno de los integrantes de la familia Black dejó salir una suave risa al ver la escena frente a ella una vez que bajó las escaleras, un grito de ayuda salió de entre los labios de uno de sus hijos el cual enseguida fue sofocado por una almohada golpeándolo.

— Ahora entiendo a Molly. —mencionó Nina colocándose a un costado del pelirrojo, Fred Weasley dejó de mirar a sus hijos y enfocó su atención en la recién llegada.

— ¿Estás insinuando algo?

— No. —respondió rápidamente, pero la sonrisa en su rostro le mostraba que en realidad si pensaba en la manera que ellos actuaban, no podían evitarlo, era la genética, quizás la única que no estaba dentro del alboroto que sus hermanos causaban era Allison, sin embargo, ella también se reía e interactúan de vez en cuando con ellos.

Nina no pudo evitar poner su atención en la mencionada cuando una almohada golpeó su rostro.

— Estará bien. —susurró Fred mientras tomaba de su mano y la arrastraba hacia la cocina, pero la preocupación seguía, tan solo cuando escuchó la carcajada que su hija soltó fue que pudo sentir que en realidad todo estaría bien.

No había peligro o miedo, ahora existía tranquilidad, una sensación que ella buscó por tanto tiempo.

— Será el primer año de Albus. —mencionó recordando que el hijo de Harry entraría aquel año a Hogwarts, Nina sonrió y miró a Fred— ¿Quieres apostar sobre a cuál casa irá?

— No me vas a arrastrar a tu apuesta, dejaré que George sea el perdedor.

— No seas aburrido, Freddie.

— Sería injusto sabiendo que probablemente ya sabes dónde quedará. —Nina alzó su mano como si quisiera decir que no vio nada, Fred la miró por varios segundos antes de asentir.

— Será la misma penitencia que la de George.

— Apuesto que será Gryffindor. —Nina sonrió aún más y Fred pudo arrepentirse por solo unos segundos pues luego todo se esfumó al sentir como era atrapado por unos brazos, haciéndolo reír al sentir el tacto de su hija menor.

Tras ella siguieron quienes faltaban, los gemelos siendo por supuesto quienes más impacto causaban al entrar, lanzándose directamente a los brazos de su madre, dejando a la más tranquila de los tres caminar hacia la silla a un costado de su padre mientras se quejaba de algo que su hermano hizo.

Nina miró a su familia y sonrió. Seguía molesta por muchas cosas que pasaron en su vida, no podía quitar el sentimiento que tenía al recordar cosas del pasado, pero viendo todo lo que tenía en frente era suficiente como para hacerle saber que todo lo que sucedido había valido la pena.

Había valido la pena luchar.

Silhouette [3] ➳ Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora