2.

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Capítulo 2.

No puedo creer que mi primer día de clases este sentada frente al consejero escolar. El año pasado fue exactamente lo mismo y al final sólo fue una pérdida de tiempo.
Quisiera gritarle en la cara que todo esto es una jodida mierda, que aunque intente repararme, no funcionará porque simplemente soy así. Claro, lo haría si tuviera las agallas para gritarle.
Pero bueno, él insiste en querer buscar la forma de arreglar mi gran problema y mi falta de comunicación.
Siento que no tiene ni la más mínima idea de lo que está hablando. Él no puede simplemente decirme que me entiende, porque no es así. Nadie me entiende, solo aquél que haya vivido o vive lo mismo que yo. Lo demás, es pura palabrería.

—Tus maestros están de acuerdo con que entregues informes escritos cuando es necesario exponer delante de tus compañeros, tu madre habló con cada uno de ellos y no existe ningún problema. Pero, la maestra Emily quiere avanzar un poco más contigo, quiere llegar a un acuerdo. —Me explica. —Quizás responder una o dos preguntas cuando interactua con los alumnos. ¿Qué piensas al respecto?

Siento que me falta el aire. ¿Porqué de pronto quiere hacer esto? hasta el año pasado ella no tenía ningún problema conmigo. ¿Porqué ahora cambió de parecer?

—¿Por...porqué? —Pregunto realmente preocupada por esto.

¡Alessa, sin tartamudear!

—Ella solo intenta ayudarte Alessandra. Este es tu último año, estás en un lugar seguro, aquí todos te conocemos, no tienes nada que temer. Mi intención no es asustarte, tu madre me dijo que este año que viene entrarás a la universidad, allí las cosas son difíciles, no es como aquí. —Continúa hablando. —Lamento decirte esto, pero en la universidad no permitirán que entregues informes escritos, este es tu momento para superar aquello que no te deja seguir avanzando.

Lo que más odio de estar sentada aquí frente a él, es que tiene razón. Pero no está diciéndome nada nuevo, nada que no haya escuchado antes.
Porque sus palabras las he oído de papá, de mamá, incluso de Dennis que a su corta edad sabe todo lo que ocurre conmigo.
Sé que las cosas se pondrán difíciles, sé que cada día que pasa me vuelvo más adulta, y que no podré estar encerrada en mi habitación hasta el día en que me muera, no podré vivir bajo las faldas de mamá, no podré esconderme detrás de papá cuando las cosas comiencen a ir mal.

Hubo un tiempo en que pensaba constantemente en esto. ¿Qué será de mí el día de mañana? ¿Realmente existe la posibilidad de que me gradúe de la universidad? ¿Podré conseguir un trabajo sin que el pánico hablar en público me consuma?
Hasta el día de hoy no tengo las respuestas, pero en ese momento si la tenía.
Consideré el suicidio como la mejor alternativa para librarme del sufrimiento que me llevaría vivir una vida así. Nunca hice nada contra mí, pero el pensamiento estaba.

Y temo, temo mucho volver a considerarlo.

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El resto de la semana transcurrió sin ningún inconveniente. Los maestros me dejan ser, no buscan mi mirada cuando hacen preguntas, porque saben que aunque quisiera responder, no podría hacerlo. Incluso la maestra Emily me dejó en paz, aunque sé que en cualquier momento llegará a mí nuevamente, y no sé qué voy hacer cuando eso ocurra.

Intento distraerme leyendo algún libro. Hoy es sábado y como recién termina nuestra primera semana de clases, no nos han enviado nada para estudiar, lo que me frustra.
Ya que, hace años dejé de tener problemas de aprendizaje y ahora me gusta estar con la cabeza metida en los libros, ya que es la única manera de poder concentrarme en algo, y no dejar que mi mente comience a maquinar escenarios donde mi vida no tiene futuro.

𝐄𝐒𝐂Ú𝐂𝐇𝐀𝐌𝐄 - 𝐍𝐇 𝐁𝐘 𝐍𝐀𝐓𝐇 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora