𝐄𝐒𝐂Ú𝐂𝐇𝐀𝐌𝐄 - 𝐍𝐇 𝐁𝐘 𝐍𝐀𝐓𝐇 🥀

1.

Capítulo 1.

Marzo.

Aunque nadie lo sepa, la primavera es mi estación favorita del año. Me gusta fotografiar las flores de la señora Clark, su jardín es el más bonito de todo el vecindario, incluso mucho más que el de mi madre —Aunque no se lo hago saber—Cada día intenta mejorarlo, ya sea con nutrientes, abono o cualquier compost, solo con el fin de que pueda ser la cuarta parte de maravilloso que el de nuestra vecina. Y sí, la ánimo cada día porque sé que es capaz de conseguirlo.

La mayor parte del tiempo viene a mí para pedirme ayuda. Según sus palabras, tengo un don especial para renacer las flores que ella no puede salvar.
Por supuesto, sé que miente. Solo intenta ayudarme, detesta que esté atrapada en la habitación cada segundo del día, en realidad, todo el tiempo. Salvo cuando estoy con Nora, pero ya hablaré de ella.

Yo sé que no tengo ningún don para renacer flores, plantas o lo que sea, simplemente remuevo los tallos secos, las hojas muertas y vuelvo a poner todo en el masetero otra vez con un poco de agua.
Quisiera decirle que mi problema de comunicación con el mundo exterior es netamente algo que no puedo superar al salvar sus flores. Y aunque ella me aporte seguridad y confianza, estoy lejos de mejorar. Siempre he sido muy negativa conmigo misma.

Todo inició cuando era pequeña. Creyeron que era tímida, solía aferrarme a las piernas de papá cuando alguien quería hablarme. Ellos se reían y decían que era graciosa, pero me sentía aterrada, me sentía al borde de un precipicio. Y solo tenía 5 años de edad.
Con el pasar de los años, fueron conscientes de que no era una niña tímida. Esto iba más allá que un comportamiento normal.
Si bien en la escuela no hablaba con nadie y no tenía amigos, mis calificaciones eran buenas. Mis cuadernos siempre estaban perfectamente ordenados y limpios. No tenía problemas.

Excepto, el tener que hablar en público. Nunca he podido dar una disertación para toda la clase. Una vez lo intenté, tenía 7 años. Creí que podría hacerlo, había estudiado mucho para ese día, pero mi mente me jugó una mala pasada. Todos se rieron, nadie se apiadó de mí, ni siquiera porque veían mi nerviosismo, el temblor de mis manos, lo difícil que se hacía para mí el poder respirar y aunque no podía notarse, los latidos desbocado de mi corazón.

Después de aquel día, mis padres me llevaron al hospital. Estaba sufriendo una crisis nerviosa; llanto, gritos y lamentablemente golpes que me provoqué yo misma en el cuerpo. Era un ser irracional.
Nunca había escuchado el diagnóstico, era demasiado pequeña como para entender lo que era el trastorno de ansiedad social, o más conocido como fobia social.

Pero hoy a mis 17 años, puedo darle una charla a mis almohadas de todo lo que conlleva vivir con esta enfermedad.
Puedo detallar lo que causa en mí el estar rodeada de personas, sobre todo a las multitudes. Por supuesto, odio ser así. He llorado mucho a lo largo de mi vida, nadie querría vivir de esta manera.

Sé que mis padres sufren por esto. Soy su primogénita, ellos quieren lo mejor para mí. He visto la tristeza en los ojos de mamá y la fortaleza que mi padre le brinda cuando están solos. Ellos creen que no lo sé, pero soy silenciosa, camino por la casa sin ser notada. Aprendí a desplazarme en silencio, por todas partes.
Aprendí a ser invisible para todos, excepto para Nora Jensen.

Mi mejor amiga, la única chica que quiso quedarse a mi lado cuando el resto me dio la espalda y se río de mí en la escuela.
Ella sabe por todo lo que he tenido que pasar, vio el acoso, las burlas y los sobrenombres que recibí en el colegio por mi condición, y aun así, se quedó.

—Alessa, —Me llama mamá después de dar unos suaves golpes en la puerta de mi habitación —. Nora está aquí.

Mi felicidad es enorme cuando la veo escondida detrás de mamá. Dejo mi libro en la cama y camino hasta ella, ambas nos fundimos en un fuerte abrazo. No la veía hace dos semanas, ya que la enviaron donde su abuela, en Liverpool.
Nora es lo mejor que le ha pasado a mi existencia, sin ella no sé qué sería de mí. Con el pasar de los años Nora ha logrado en mí superar aquél miedo a los lugares concurridos.