36.

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Capítulo 36.

Quisiera quedarme justo aquí el resto de mi vida. Los brazos de Niall me rodean por debajo del edredón mientras mis dedos se aferran a su camiseta con fuerza. A pesar de que aún es temprano y nos quedan varias horas para estar juntos, no quiero irme.
Él es todo lo que necesito, lo único que me hace feliz, lo único que me aferra ha esta vida de mierda.

Sus piernas poco a poco comienzan a deshacerse, están entre las mías, pero él se aleja. Alzo la cabeza para ver si está despierto, pero solamente se está acomodando para seguir durmiendo. Su respiración es suave y sus labios están entreabiertos, no ronca pero si ejerce un sonido muy bajito.
Me hace sonreír en medio de todo el dolor que siente mi corazón. Cuidadosamente me acerco a él y beso su mejilla.

Una pequeña barba crece justo en su mentón. Apenas se ve, pero si deslizara mi mano podría sentirla. Me recuerda a mi papá, cuando no se afeitaba y me besaba la mejilla, recuerdo que gritaba porque era doloroso y él lo hacía a propósito mientras se reía.
Mientras pienso en esto, me apoyo nuevamente en él, los latidos de su corazón me traen tranquilidad. No quiero volver a dormir, quiero estar despierta mientras lo escucho respirar, pero al final el sueño me termina venciendo.

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Entro y salgo del sueño mientras escucho una voz hablarme. Me quejo mientras me acurruco contra las calentitas mantas y escucho una risita suave.
Poco a poco comienzo abrir los ojos, la luz del día me ciega.

-Buenos días, preciosa. -La voz de Niall me hace sonreír mientras intento incorporarme.

Es solo hasta ahora que me doy cuenta lo adolorida que estoy, porque incluso sentarme en la cama es cansador.

-Hola. -Lo saludo. Mi voz es apenas audible, creo que me he resfriado, porque al hablar me duele la garganta.

Al verlo, noto que no está con su pijama. Él se ha duchado y vestido, incluso puedo sentir el olor de su perfume. Su sonrisa derrite mi corazón. Sobre la cama hay una bandeja con el desayuno.

-¿Como has dormido? -Me pregunta mientras extiende su mano y me acaricia la mejilla. -He traído el desayuno para ti, debes comer.

-Creo que estoy resfriada. -Murmuro llevándome la mano a la garganta. -Me duele.

-Oh, cariño. -Me dice con preocupación. -Le preguntaré a mamá donde guarda las medicinas.

-No es necesario. -Digo alcanzando su mano cuando él se está poniendo de pie.

-Sí lo es. -Él me suelta suavemente y vuelve a sonreír. -Dame un minuto y estaré de vuelta.

Le sonrío.

-Está bien. -Respondo observándolo salir de la habitación.

La lluvia continúa tan intensa como anoche, aunque ya no golpea el ventanal. Mientras espero que él venga, acerco la bandeja y tomo un poquito de zumo de naranja. Mi garganta se siente agradecida por el frescor.

-He vuelto. -Niall entra en la habitación y se sienta frente a mí. -Mamá dice que estás son buenas para el resfriado. Dame tu mano.

-Muchas gracias, por todo. -Digo mientras él deja dos píldoras en mi palma.

-No debes agradecer absolutamente nada.

-Debo hacerlo. -Insisto. -Han echo mucho por mí, partiendo por dejar quedarme.

-Alessandra, eres mi novia. -Dice. -Por supuesto que puedes quedarte. Con mamá les prometimos a tus padres que te cuidaríamos, y es lo que estamos haciendo. Ahora tomate las píldoras.

𝐄𝐒𝐂Ú𝐂𝐇𝐀𝐌𝐄 - 𝐍𝐇 𝐁𝐘 𝐍𝐀𝐓𝐇 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora