Epílogo.

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Epílogo

Siete años después, verano.

No quiero correr por los pasillos del centro comercial, pero Maya me arrastra hasta la vitrina donde venden su libro favorito. Al acercarnos ella lo busca con la mirada.

-¿Lo has encontrado, preciosa? —Le pregunto.

-¡Sííí! —Su alegría me hace sonreír.

-Vamos por el, te lo has ganado. Hoy te has portado bien.

-¡Gracias mami! —Ella da saltitos de felicidad mientras me guía hasta el interior de la librería.

La dependienta al vernos se acerca con una radiante sonrisa.

-Buenas tardes ¿Puedo ayudarlas?

-Hola, sí. Queremos comprar un libro que está en la vitrina. —Le digo. —Se llama cuanto te quiero.

-¡Sí, es ese! —Grita Maya y la mujer se ríe.

-Por supuesto, lo tenemos en oferta. Sólo por hoy. —Me explica.

-¿Que es oferta? —Le pregunta Maya.

La dependencia le sonríe y en simples palabras le explica. Ver a Maya poder interactuar con las personas me hace increíblemente feliz. Ella es todo lo contrario a lo que un día fui.
Mi miedo más grande era que fuera como yo, una niña introvertida y con problemas para sociabilizar. Pero ella adoptó todas las hermosas virtudes de Niall, todo lo que él era, está en ella. Y la amo, la amo tanto.

Después de entregarnos el libro y salir de la librería, nos vamos directamente hasta la tienda de vinilos. Maya conoce el lugar como la palma de su mano, es su lugar favorito en el mundo. Sam está detrás del mostrador un poco enfadado mientras Dennis le acaricia la mejilla. Desde que decidieron darse una oportunidad, lo único que hacen todo el tiempo es discutir. Al vernos llegar, ambos sonríen.

-¡Maya! —Dennis abre sus brazos y ella corre hasta él —¡¿Otro libro?! —Le pregunta mientras la carga en sus brazos.

-¡Sí, mamá es la mejor! —Le dice mientras se lo enseña.

-Hola, Sam. —Digo acercándome. Él me da un abrazo afectuosos. —¿Como van las ventas?

-Horrible. —Responde. —Solo mamá nos hace trabajar un día domingo. —Se queja y luego invita a Maya a sus brazos. —Pero tú has alegrado mi día. —Le dice y llena su mejilla de besos. Maya suelta una risita dulce.

-¿Que hacen por acá? —Me pregunta Dennis. —Creí que estarías organizando tus pinturas.

-Lo hice anoche. Quería dejar todo absolutamente perfecto para mañana. —Le explico.

-Mi hermana, la artista. —Se burla de mi mientras me envuelve entre sus brazos.

-No seas pesado. —Me quejo —Si la universidad no fue una opción, algo debía hacer.

-La universidad nunca es una opción. —Dice Sam. —Tú eres mi ejemplo a seguir Alessa, no fuiste a la universidad, pero mañana exhibirás tus pinturas en un museo. La palabra orgullo, queda corta.

Le sonrío.

-Gracias, Sam. No ha sido un camino fácil. —Respondo. —Eso ya lo sabes, pero aquí estamos, luchando cada día. Por ella.

-Sí. —Susurra y vuelve a besar la mejilla de Maya. —¿Nora y Patrick estarán allí?

-Sí, ya han vuelto de su luna de miel. —Les cuento. —Marie no estará. De París a Manchester no son muchas horas, pero le dije que no era necesario. Vendrá para el otoño.

-Cuando estemos todos juntos haremos una reunión. —Asegura Sam. —¿Han comido algo? —Me pregunta.

-No, pensaba ir al patio de comida.

-Podrían esperarnos. Cerramos en quince minutos. —Dice Dennis. —¿Quieres ir a comer con nosotros? —Le pregunta a Maya.

-Sip, quiero un helado. —Le responde.

-Te daré mil helados. —Maya se ríe.

Los chicos terminan de cuadrar las ventas del día y luego cierran la tienda. Juntos caminamos hasta el patio de comida y buscamos una mesa disponible.
Mi teléfono vibra en el bolsillo de mi pantalón y sé que debe ser Robert para preguntarme si estoy lista para mañana.

-¿Es él? —Dennis alza una ceja.

-Sí, es él. Y no me mires así. —Le pido.

-Tú sabes Alessa, que nadie te prohíbe comenzar una nueva relación. —Me dice Sam. —No está mal.

-Lo sé. —Respondo. —Pero no. Estoy bien así. Robert es solo un amigo, no pasa y no pasará nada.

Sé que han pasado muchos años, pero jamás me sentiré preparada para estar con otro hombre. Quizás nunca llegue a estarlo y está bien, no me duele estar sola.
Mi familia se preocupa por eso, no quieren que envejezca solitaria, pero no puedo imaginarme en los brazos de otro hombre.
Mi corazón y mi alma aún están con él, cada día y cada noche. Hay días buenos, como también existen días malos para mi. Y cuando eso ocurre, guío mi mano a mis costillas, donde su letra está intacta, es mi segundo consuelo porque Maya es el primero.

Ella sabe de él, sabe quien en su padre y donde está en este momento. Siempre le digo que es su ángel guardián, que la protege por las noches, que estará con ella hasta el último día de su vida y que si estuviera aquí, la amaría con toda su alma. Cada noche al comenzar nuestra oración antes de irse a la cama, le pide a Dios que donde sea que él esté, la cuide. Una noche no pude dejar de llorar al escucharla, porque no sólo es una niña dulce, también es inteligente, como lo fue su padre.

Sé que nunca llegaré a superar la muerte de Niall, nunca entenderé la forma en que aquel hombre le arrebato la vida cuando sólo debía marcharse. Por mucho tiempo me culpé, diciéndome una y otra vez que pude habérselo dicho antes. Pero Nora siempre tuvo razón, no fue mi culpa, no fue su culpa, simplemente pasó. Ah sido difícil llegar aceptar que él jamás se enteró de la existencia de Maya, pero quiero hacerle creer a mi corazón que realmente lo sabe, si no lo hago, temo derrumbarme.

Cuando pienso en nosotros, sonrío. Algo que antes no podía hacer sin sentir que estaba muriéndome. Pero ahora ha cambiado un poco, sobre todo cuando debo enfrentar al mundo. Él me enseñó a ser fuerte, él me enseñó a caminar entre las personas sin sentir temor. Él cumplió la mayoría de mis sueños y deseos que un día escribí para una clase de filosofía. Sé que los hubiese cumplido todos, solo nos faltó tiempo.
Nunca llegó a verme comprar un libro, así como lo hice esta tarde con Maya, pero sé que estaría orgulloso de mi. Yo lo estoy también, estoy orgullosa de la persona que me convertí gracias a él.
Niall siempre fue mi ángel, incluso antes de marcharse, siempre lo fue, y siempre estaré eternamente agradecida por haberme permitido ser parte de su vida.
Siempre estaré agradecida de aquel marzo en que quería comprar un libro y sufrí aquél episodio de ansiedad con un ataque de pánico.

Porque fue ese día, en que él cambió mi vida para siempre. Y lo amaré, hasta el último día de mi existencia, hasta que el destino decida juntarnos una vez más y cantar nuestras canciones de The Fray.
Sé que ocurrirá, porque nuestra historia de amor, merecía un final feliz.

𝐄𝐒𝐂Ú𝐂𝐇𝐀𝐌𝐄 - 𝐍𝐇 𝐁𝐘 𝐍𝐀𝐓𝐇 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora