CAPITULO 20. Precisión

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POV Mike:

Las leyes no son siempre precisas, el derecho no es una ciencia exacta. Tenemos que interpretar las palabras que conforman cada artículo de una ley, las intenciones de los juristas cuando lo redactaron, comparar las leyes de nuestro país con la de otros, considerando los convenios internacionales, y cuando las leyes por si sola no son suficiente, debemos hacer una interpretación amplia, complementándola con todas las otras leyes y por supuesto todo lo que es la jurisprudencia, las decisiones de los Tribunales, desde los más pequeños hasta el más grande.

Es un camino muy amplio y a veces difuso que como abogado me toca precisar, hacer sus bordes tan claros y precisos para cada persona delante de quien exponga mis alegatos, no le quede la duda de que la razón, la justicia y la verdad se encuentra de mi lado; pero sobre todo los abogados debemos ser capaces de construir todos nuestros alegatos sin dejar ninguna posibilidad de que se le dé una interpretación distinta por nuestra contraparte.

Y todo eso es necesario que sea conciso, preciso, puntuales. Nada de largas extensiones que harán que el jurado y el mismo juez se pierda. Muchas palabras podrían sacar su racionamiento del camino que queremos que recorran. Y para lograr este arte de la precisión, los abogados debemos ser organizados, metódicos y sistemáticos.

Llevarlos directo al grano.

De que sepamos hacerlo es que depende que perdamos una audiencia, la misma audiencia que haría posible que un culpable pagara por su crimen, y que una víctima fuese recompensada.

La precisión era nuestra mejor arma, precisos, certeros y rápidos. Un ajedrecista pensando cinco movimientos por delante. Podíamos ver las intenciones, la defensa de nuestra contraparte con tal solo un recurso, no solo por lo que allí escriba, sino por su forma de hacerlo. Había que hacer una lectura total de nuestro oponente para saber si jugaría limpio en la corte, si escondía un As bajo la manga, si buscaba desviarnos la atención de lo que quería ocultar. Y entender a la otra parte nos podía dar cinco minutos de delantera, que podían ser la diferencia entre "Se ordena el embargo del bien mueble" y esconder el vehículo, único medio de transporte para la familia que tiene dos hijos y lo usa para trasladar a uno de ellos a sus diálisis. Cinco minutos era la diferencia cuando "Se ordena el pago de las pretensiones de la demandante" y la cliente llama al banco para evitar que ejecuten su hipoteca y pierda la casa.

Cinco minutos.

Hoy no podíamos perder cinco minutos. Hoy teníamos que ser el ejemplo de precisión, de organización y de puntualidad, porque cinco minutos podía arruinar los días de planificación y echar abajo todo el evento.

Y es que sería un evento en ese pequeño pueblo.

"Un gran gesto digno de una película de Hollywood", fue la frase que me repetí a cada momento para no escatimar en detalles ni en dinero.

Lo primero que tenía que hacer era estudiar el campo. Así como cuando estudiaba quien era el juez en algún caso, su postura sobre la materia, o cuando evaluaba a los jurados, quienes eran, de donde venían; el abogado contraparte, sus juicios previos, sus socios, su metodología. Así que viajé al pequeño pueblo donde Johana había permanecido desde que abandonó nuestro hogar y estudié a su población, quién podía ayudarme y cuál era el mejor argumento para convencerlo.

Ese pueblo que la vio llegar destruida, cuando yo la destruí con mi ego, mi actitud, mi prepotencia, mi orgullo. Las cosas como son, reconocer eso era el primer paso para poder recuperarla, para saber como lograr contar con la ayuda y el apoyo de todos.

Estudié las calles, hice un pequeño mapa del recorrido que hacía, visité los sitios que frecuentaba, su rutina diaria e incluso las rutinas alternas para cuando la principal fallaba. Después pondría reparos a su seguridad, porque la seguí por algunos días sin que notase mi presencia, ni ella ni ninguno en el pueblo. Después de mi estudio inicial, aún quedaba mucho que hacer, porque el segundo paso era hablar con los padres. Su familia era un núcleo importante para ella, sabía que debía hacerlos formar parte si quería de verdad tener una oportunidad de que me perdonase y volviese conmigo.

No Juzgues La Portada 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora