CAPITULO 32. Esa verdad a mí me hizo libre

2K 218 77
                                    

—¡Que calor!—Hayden comenzó a quitarse la chaqueta que había traído.

Cuando comencé la búsqueda de mi familia biológica por parte de mi mamá, Mike se había ofrecido a llevarme a buscarla y para eso contrató un servicio de investigaciones para confirmar que era seguro que pudiera conocerlos.

Resulta ser que la familia de mi mamá se había mudado de Manderson hace algunos años y ahora residían en Greybull, un pueblo también pero con más personas. Manderson tenía apenas 114 habitantes, mientras que Greybull 1847, según Wikipedia. Me costaba dimensionar tan pocas personas en un pueblo considerando que en Boston habían unos 645mil habitantes, otra vez, según Wikipedia

Pero volviendo al tema de mi familia, la idea era algo que me emocionaba y me asustaba, más lo segundo que lo primero para ser franco. Así que conforme fueron pasando los días y acercándose el momento de ir a conocerlos, agradecí que Mike y Hayden hubiesen insistido tanto en acompañarme.

Mike iría porque era mi papá biológico, quería conocer al resto de mi familia y quería dar la cara por mi mamá, hacerse responsable como lo hubiese hecho de haberse enterado de que la había embarazado. Hayden iría porque era mi papá adoptivo, quién había atendido a mi mamá en su enfermedad y quién luego me rescató de esa horrenda casa de acogida.

Rámses había dicho que si iban juntos parecerían una pareja homoparental. Ninguno se ofendió por el contrario se rieron de que compartieran un hijo en común.

A veces me sorprendía el sentido de humor que tenían.

Y francamente a mí no me dio risa porque era quien tenía que explicarle a la familia de mi difunta mamá que me había adoptado el doctor que la cuidó y que resultó ser el hermano y mejor amigo de mi verdadero padre biológico que no sabía que yo existía porque cuando mi mamá salió embarazada dejó el bar donde trabajaba de dama de compañía.

Pensándolo bien... era más fácil decir que me adoptó una pareja gay, si quizás dijese eso.

Eso pensando que no fuesen unos homofóbicos o fanáticos religiosos de algún culto.

En cuyo caso era mejor que me presentara solo.

¿Cuándo me volví tan ansioso? Evaluar todas las posibilidades era algo que ocupaba todas las horas de mis días y de algunas noches.

—¿Estás bien?—me preguntó Mike y me rescató de mi silencioso debate interno.

No había dejado de preguntármelo en ningún momento, yo tampoco había dejado de hacer esa misma pregunta.

¿Estaba bien? No lo sabía.

—Es el calor—mentí pero me creyeron.

Manderson, Wyoming no era nada cerca de Boston, ni tampoco fácil de llegar. Habíamos tomado un avión hasta Southwest Wyoming Regional Airport, porque fue el pasaje que conseguimos, y de allí un avión más pequeño que mantuvo a Hayden con los nervios de punta hasta que aterrizamos en el Central Wyoming Regional Airport.

—Les diré que prefiero irme en autobús las 35 horas hasta la casa, que volver a subirme en esa avioneta, así que Mike, comienza a ver la forma de sacarnos de acá que no sea con esa aerolínea.

—Cálmate, ¿si? Buscaremos un mejor vuelo. Aún nos quedan 2 horas hasta Manderson y no planeo manejarlos contigo quejándote del calor y del vuelo. Llegaremos a buen tiempo para comer, descansar y partir mañana a Greybull para tocar la puerta de la familia Emhart.

Habían rentado un auto y Mike conducía por la vacía carretera. El calor era sofocante y el paisaje bastante sombrío y deprimente. Si la noche nos agarraba en aquí temería por algún asesino serial porque estaba seguro que era el mejor sitio para desaparecer un cadáver y nunca ser encontrado.

No Juzgues La Portada 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora